7. Celda

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Irene caminaba por el pasillo.

Se había sentido asfixiada después de acurrucarse sola en su habitación durante todo el día y decidió que necesitaba salir a dar un paseo antes de que su cerebro explotara.

Paseaba sin rumbo, esperando encontrar a alguien -o algo- que la distrajera del silencio adormecedor que empezaba a roer su cordura, pero mantuvo su ceño fruncido cuando no encontró más que pasillos vacíos.

Eran las 3.10 PM y la mayoría de los pacientes estaban durmiendo en sus habitaciones.

Los internos probablemente se habían ido a casa. Seulgi aún debía estar alrededor para el turno de noche -A veces Irene realmente odiaba su infalible memoria-; pero decidió ignorar ese hecho porque no podía ir corriendo a buscarla y molestarla de nuevo, pase lo que pase. 

No después de lo que había declarado la última vez.

Así que continuó caminando en silencio, con la cabeza baja, hasta que escuchó un fuerte grito al final del pasillo.

Eso la sobresaltó.

La esquina estaba solitaria, por lo que Irene se preguntó si había oído mal. Sin embargo, le pareció conocer una de las voces que gritaban.

Al vencerla la curiosidad, se acercó para esconderse detrás de una pared y asomarse, todo para darse cuenta que estaba en lo correcto cuando vio a Seulgi siendo inmovilizada contra la pared por un tipo desconocido.

Un tipo que se movía demasiado cerca de Seulgi para el gusto de Irene. Sus entrañas ardieron furiosamente ante la imagen. 

¿Quién es este tipo y por qué está presionándose sobre Seulgi de esa manera? 

Perra. No debería haberte escuchado cuando me rogaste que perdonara a esa chica hace tantos años. Tú, machorra desagradecida. 

Irene ni siquiera tuvo tiempo de enfadarse con él por ser tan grosero antes de que se lanzara contra Seulgi y la besara de lleno en los labios.

Besó a Seulgi en los labios.

A Seulgi.

Su Seulgi.

El rojo brotó ante sus ojos y, antes de que pudiera oír el grito de ayuda de Seulgi, ya había tomado lo que pudo encontrar cerca y cargó hacia adelante con la mente oscurecida. Con la vista nublada por la furia, la cosa que tenía en sus manos golpeó con fuerza la cabeza del tipo e Irene se dio cuenta de que no le importaba que la sangre le salpicara la cara.

Lo quería muerto.

Lo quería muerto y destrozado por atreverse a tocar a Seulgi.

Su Seulgi.

El sonido del cuerpo estrellándose contra el suelo la despertó de su frenesí y se tambaleó hacia atrás con la mirada vidriosa, la mente nublada y el corazón acelerado.

Cuando levantó la vista, encontró que Seulgi la miraba con los ojos totalmente abiertos y, cuando bajó la vista, vio que la sangre se acumulaba alrededor de la cabeza del tipo y en su mano. 

Su propia mano. 

Ocurrió de nuevo, fue su último pensamiento antes de encogerse de miedo, mientras el fuerte olor a cobre la envolvía como un viejo amigo olvidado.


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 ¡Krystal! ¡Krystal! Por favor, escúchame, necesito explicarte...

¡No puedo, Seulgi! Gritó la doctora en jefe, girando la cabeza con frustración mientras veía a los médicos apresurarse con la camilla fuera de la sala de psiquiatría.

Whisper In Her Ear / Susurro en su oído (Seulrene - Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora