Whisper In Her Ear / Susurro en su oído (Seulrene - Español)

8. Regalo de Navidad

—¿No vas a liberarla?

Krystal fue sacada de su trance por una voz que venía de detrás de su espalda.

Se dio la vuelta y vio a Joy, que estaba parada con desgana, sus ojos posados perezosamente sobre el mismo par que ella había estado observando desde hace cinco minutos. 

—Han pasado más de dos semanas. ¿Piensas mantenerla sentada así afuera de los barrotes hasta que termine el invierno?

La doctora en jefe volvió a dirigir su mirada a la pareja agachada frente a la celda -Seulgi fuera e Irene dentro- y reflexionó: —Creí que no te importaba Seulgi. ¿Ustedes son amigas ahora?

—Ew, no—. Joy negó como si la simple idea la ofendiera, pero Krystal sabía que no era el caso y sonrió.

—Solo lo pregunté porque es estúpido verla sentada fuera de la celda todos los días y hablando a través de los barrotes como un cachorro enamorado.

La asimilación le llegó un poco tarde y Joy se tapó la boca con una mano esperando que Krystal no se percatara de su desliz. Sin embargo, se sorprendió cuando la médico en jefe resultó estar al tanto de todo. 

—Así que tú también lo sabes. 

Joy no dijo nada y solo parpadeó.  

—¿Hace mucho tiempo de esto? Yo no me enteré hasta recientemente—. Añadió Krystal. 

La interna finalmente asintió con torpeza antes de soltar una respuesta rígida. —Bueno, sí. Desde hace unas semanas, cuando me topé con ellas por casualidad. 

—¿Lo sabe alguien más?

—No realmente. No se lo dije a nadie. Pero creo que algunos de ellos ya saben que algo no cuadra. Es difícil no darse cuenta cuando se la pasan encima de la otra de esa manera. 

Krystal volvió a dirigir su mirada hacia la pareja en cuestión y vio que Seulgi empujaba a Irene juguetonamente en el brazo. La chica mayor le devolvió el gesto con la misma energía y soltó una risa alegre.  

—Bueno, supongo que ha tomado su decisión.

—¿Perdón?

—Nada—. Krystal zanjó la conversación con una pequeña sonrisa. —Por favor, dile a Seulgi que espere un poco más. Hablaré con el director del hospital acerca de soltarla.

Joy resopló. —Yo no hablo con Seulgi. Espero que recuerde que todavía nos odiamos. 

—No la ayudarías a mantener su secreto si la odiaras—. La psiquiatra sacudió la cabeza con diversión. —Vamos, dejen de actuar como mocosos. 

Joy se cruzó de brazos, desafiante. —Está bien, quizás no sea odio, pero sí desagrado. 

Krystal entrecerró los ojos. 

—¡Okay, okay, el desagrado se ha ido hace tiempo!— Resopló Joy, admitiendo de mala gana. —Solía desagradarme porque era una idiota que no se preocupaba por ninguno de sus pacientes, pero-

Hizo una pausa, mirando a la mencionada chica que estaba agachada frente a la celda y cuidando a la chica que estaba dentro, —Creo que solo necesitaba a alguien que le recordara cómo sentir de nuevo, y bueno, encontró a la persona. Todavía estoy contrariada con todo el asunto de chica y chica pero, lo que sea que la cambie para bien—. Joy se encogió de hombros. 

Krystal sonrió con orgullo y le dio una palmadita en el hombro. 

—¿Crees que durarán?—, le preguntó lentamente a la psiquiatra después.  —La gente así... ¿crees que durarán? No parece fácil.