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Tal vez mentí un poco, el banco no fue la primera vez.
Capítulo corto ―――――――――――――――――――
―.Katherine Evans♥
La puerta se abrió dejando ver a Grace y a número siete, quien estaba con expresión temerosa. Creo que es obvio que escucharon el sonido de algo romperse y se asustaron...seguramente más número Siete que Grace.
Solté la corbata de Cinco y lo empujé para que se alejara de mí. Cargué a Cookie, rezando para que mi descontrol no le haya hecho daño. Por suerte esta como siempre, perezosa, gordita y peluda.
—Niños, ¿qué ha pasado aquí? —preguntó la mayor.
Ella se acercó a nosotros, sin tener cuidado por patear algún cristal, privilegio que no nos podemos dar los que somos de carne y hueso.
Poco después estábamos todos en la enfermería, menos Cinco quien no tenía nada y prefirió encerrarse en su cuarto. Aunque no era el único ileso, pero tengo el presentimiento de que los demás quieren hablar conmigo.
Grace le estaba cosiendo unos puntos a Allison, quien tenía los ojos un poco vidriosos. Yo también tenía cuatro puntos en la mejilla.
—Katherine, en verdad lo sentimos —dijo Ben sentándose a mi lado—. Sé que no debimos revisar tus cosas, pero Cinco nos convenció, puede que no sea una gran excusa ya que nosotros aceptamos...A lo que quiero llegar es que no fue nuestra intención.
Todos me miraban asintiendo a cada palabra que mencionaba seis. Grace acababa de salir para avisar sobre la ventana rota ya que ya estábamos curados. Klaus tampoco tenía heridas, pero vino conmigo porque según él no tiene nada mejor que hacer.
Decidimos bajar al salón, ellos habían dicho que tenían algo que decir, aunque el que dijo algo fue solo Ben.
En verdad ellos no tienen toda la culpa, no debieron entrar a mi cuarto y revisar todo, pero solo es eso; el casete ni yo sabía lo que tenía dentro, y haberlo escuchado fue gracias a Cinco Hargreeves.
Suspiré, porqué en realidad no estoy enojada con ellos, solo con el mundo y con el insoportable chico odioso, quien por más disculpas que me pida—aunquenolohahecho—, no creo perdonarlo fácilmente.
Miré a la perrita que estaba entre mis brazos lamiendo mi herida.
