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"Todos tenemos nuestros propios demonios, solo que algunos sabemos esconderlos más que otros." ―――――――――――――――――――
―. 𝙾𝚖𝚗𝚒𝚜𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎♥
Katherine sintió sus mejillas arder sin prudencia, sus latidos eran fuertes y rápidos, muy rápidos, también tenía la respiración acelerada gracias al baile.
No podía decir nada, era como si las palabras no salieran y su cerebro se hubiera quedado en pausa.
Solo podía ver al chico delante suya, el cual tenía la mirada suavizada y brillante fija en ella, eso la hacía sentir nerviosa.
«Te maldigo, Allison, ¿porqué tenías que convencer a Reginald de que modificara los antifaces?»
Carraspeó, soltando las manos del chico y centrándose en su alrededor más que en él. Los aplausos de las personas se hicieron presentes, como si les hubieran silenciando antes.
No quería hacerle saber que estaba nerviosa, por lo que, con una sonrisa fingida y con la mirada en las personas y no en él, habló.
—Lo sé, claro que soy hermosa. —apretó los labios.
No podía evitar hablar con nervios, no ante la fija mirada de él.
Cinco también estaba nervioso, de hecho se maldecía de sobremanera por haber hablado en primer lugar. Pero estaba dispuesto a hacer que se sonrojara más aún.
—¿Estás nerviosa, ocho?
—¿Nerviosa? ¿Yo? Ya quisieras.
—No lo parece.
—Y yo ya te dije que me importa una mierda lo que te parezca. —lo enfrentó, mirándolo esta vez fijamente.
Esta vez el que se había sonrojado era Cinco, ¿cómo podía no estarlo con la fuerte mirada de ella?
Ella comenzó a caminar hacia Reginald y Vanya, que estaban un poco más adelante. La gente ya estaba empezando a hacer más pequeño el círculo, rodeando solo a Reginald.
Cinco, tragando saliva, la siguió.
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