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Porque de eso se trata, ¿no? De demostrar, aparentar...
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―. 𝙾𝚖𝚗𝚒𝚜𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎♥
—Feliz cumpleaños. —dijo Reginald.
Las manos de Katherine temblaron levemente, sin saber precisamente lo que sentía en ese momento, pero que ella lo estaba clasificando como malo.
Solo pudo ver la sangre de su madre en sus manos, su cabeza en sus piernas, manchando el vestido del líquido rojo.
"¡No, no, no! ¡Mamá, tú también no!".
Su respiración perdió el ritmo normal, si ser consciente de que habían dos personas observándola en ese momento.
"P-por favor, n-no. Mami, no me d-dejes sola, no quiero estar sola" .
Pudo oír a aquel hombre burlándose de ella, esa horrible sonrisa de lado con el brillo de diversión en sus ojos. Ella no podía entender como podía sonreír mientras le apuntaba a la cabeza a una niña con un arma, ¡después de matar a alguien!
"...Pero, ¿qué te puedo decir? Soy un asesino."
Apretó el vestido en sus manos, sin importarle si se arrugaba, solo porque la impotencia de esa noche no la olvidaba.
El sonido de la sirena de policía, cuando el hombre gritaba.
Un momento, el hombre le gritó...
"¡Maldita niña! ¡Recuerda mis palabras! ¡Me las pagarás!"
La peli negra se llevó la mano a la boca, abriendo los ojos con sorpresa. Sentía que su piel se ponía helada y a su corazón palpitando fuertemente.
No podía ser posible, ¿verdad? Tenía que ser una casualidad, ¿cierto?
El hombre que asesinó a su madre no podía ser el anónimo...Ese sujeto estaba pudriéndose detrás de la rejas, era imposible que escapara.
No, no podía ser él. No podría soportar que fuera él.
Se negaba a verlo de nuevo, con solo pensarlo le daban escalofríos.
—Katty...—ella tembló un poco, cerrando sus ojos fuertemente—. ¿Todo bien?
Reginald se había retirado del lugar, dándole libertad a los chicos de empezar a prepararse.
