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"Yo puedo, yo puedo, yo puedo..."
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―.𝙺𝚊𝚝𝚑𝚎𝚛𝚒𝚗𝚎 𝙴𝚟𝚊𝚗𝚜♥
—¿Acaso no piensas dormir? —movió su cabeza en negación—. ¿No eras tú el que decía que no dormir es malo?
Me ignoró nuevamente, como lo había estado haciendo durante una hora y cincuenta minutos. Era muy tarde, demasiado tarde a mi parecer como para estar lidiando con este chico. Cuando estaba limpiando a penas había acabado la cena hace una hora, y la cena acaba a las nueve de la noche.
Así que, faltan diez minutos aproximadamente para la media noche.
«Que no es muy tarde, pero si mucho tiempo con el chico odioso.»
Tratando de ignorarlo yo también, evadí a toda costa su mirada que taladraba mi cuerpo, tal vez queriendo robarme los poderes y escabullirse en mi cerebro.
Me puse a pensar, como casi todo el tiempo.
¿Quién es el anónimo?
¿Qué se supone que hice?
¿Porqué no recuerdo haberle hecho algo a alguien?
Una tonta idea que se había cruzado tanto tiempo en mi cabeza hizo acto de presencia: ¿Y si se está confundiendo de chica?
A ver, no es muy probable, por eso es tonta. Ya que en el casete que me envió como un precioso regalo—jaja, no—estamos mis padres y yo. Por eso es imposible.
Así que...¿que es lo que sucede?
Esas son las preguntas del millón, las que no me dejan dormir por las noches—aunque tampoco es como que quisiera, con las usuales pesadillas.
Y como si fuera poco, otra cosa que rondaba por mi mente era como haría ahora que los del laboratorio saben mi paradero. Estuve durante meses escondiéndome en diferentes ciudades, lugares y en diferentes trabajos que se le pueden dar a una adolescente.
Claro que al inicio costó, pero con una pequeña ayuda de mis poderes cedieron.
Los últimos meses trabajé en una biblioteca con la señora más amargada y repelente que pudiese existir en todo el santo mundo. No recibía sueldo, pero al menos me dejaba dormir en su sótano.
Y no me fui a vivir ahí solo porque sí, de hecho fue porque durante mi infancia mis padres me inculcaron el amor por los libros. Cada noche antes de dormir me leían algún capítulo de un cuento, pero...Perdió un poco la magia cuando los sonidos y cambios de voces de mi padre hacia los personajes se fueron.
