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"La diferencia de estar y ser." ―――――――――――――――――――
―. 𝙾𝚖𝚗𝚒𝚜𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎♥
Katherine se siente a veces bonita, pero nunca tanto como ahora. Viendo su reflejo completo, luciendo su vestido largo y su cabello hermoso y brillante. Sin ojeras tan marcadas... Simplemente se sentía bien.
Y no era la única que lo pensaba, porque ahora mismo tenía a Klaus frente a ella y estaba con la boca abierta.
—Tenemos a la chica que nos sacará de la pobreza frente a nosotros —dio un saltito de felicidad—. Hoy te conseguiremos el suggar daddy.
Ella negó lentamente con algo de diversión, apartando de un soplido uno de los mechones ondulados que Allison había dejado caer por su cara.
—Te ves muy linda, Katherine. —le dijo Ben, arreglándose el saco de su traje—. ¿Dónde están las chicas?
—Allison no encontraba un bolso, Vanya la está ayudando a buscarlo.
—¡Ya estamos aquí! —dijo Allison, corriendo un poco con Vanya de la mano hasta ellos.
—¿Y los demás? —preguntó la de coleta.
—Ni idea. —respondió Ben, encogiéndose de hombros.
—¡Benibu, nunca seremos pobres! —dijo Klaus saltando al cuello de su hermano—. ¡Estas chicas valen oro!
Ben lo apartó de inmediato cuando empezó a perder el equilibrio. El castaño lo miró mal.
—¿Estás pensando ponernos en venta? —preguntó Allison con diversión.
—¡Pues claro! Sería muy tonto de mi parte desperdiciar semejante oportunidad de hacerme millonario.
—No tienes cura, Klaus. —le dijo Vanya, riendo.
—Se ven todas muy bonitas. —les dijo Ben, con una sonrisa.
—Gracias, Ben. —le respondió la morena, de parte de todas.
Todos los presentes guardaron silencio cuando Reginald Hargreeves apareció en el lugar con mirada severa y altiva. Se apresuraron a formarse numéricamente, dejando hueco para los faltantes.
—¿Dónde están sus hermanos? —preguntó Reginald.
—Deben estar por llegar. —asumió el asiático.
Como si sus palabras fueran un presagio, aparecieron los tres chicos, bajando las gradas como si les persiguieran gigantes. Aunque cuando vieron al anciano, fue como si en verdad los vieran.
