Alicia sintió un escalofrío por todo su cuerpo. ¿Habrían sido los espíritus de aquellos niños los que la cogieron del pelo y de la ropa? Volvió a sentir aquel tirón y gritó a pleno pulmón. Entre aquellos gritos, se escuchaba la risa de Hugo.
-Qué infantil -comentó Lucas enfadado.
-Era el momento perfecto -se defendió Hugo.
-Pues no ha tenido gracia -Alicia hizo ademán de levantarse, pero Diego la interrumpió.
-No rompas el círculo.
-¿Como en la ouija? -se burló Óscar.
-Algo parecido -Diego se había puesto serio de golpe-. Vosotros no rompáis el círculo.
El ambiente se volvió más oscuro y pesado, y no sólo por la falta de luz, cada vez más notable.
-Sigo yo -Sandra levantó la mano, tímida-. Hablaré sobre los miedos de una chica...
Carla tenía miedo a la oscuridad. Le venía desde pequeña, nunca fue capaz de dormir en completa oscuridad. Quizá ese miedo le viniera a causa del pasillo de su casa.
Esa casa tenía un largo pasillo sin luz y con un espejo de cuerpo completo al final, donde estaba su habitación. Para llegar a ella, miraba al frente, al espejo, siempre temiendo que se refleje una sombra en él. A ambos lados del pasillo, había más habitaciones, todas ellas cerradas. Se podían oír sonidos que venían de dentro, a pesar de estar todo cerrado.
Una noche de otoño, más fría que las de invierno, Carla subió a su habitación. Llegó al pasillo y tembló, tanto por el miedo como por el frío. El espejo estaba empañado, la imagen se veía distorsionada. A su alrededor podía oír voces. Sabía que era producto de su imaginación, no podía ser otra cosa.
Por primera vez en su vida, Carla se armó de valor y caminó con seguridad por el pasillo, ignorando los ruidos y mirando directamente al espejo. Podía ver figuras en él, pero pensó que era por estar empañado.
Al llegar al final del trayecto se quedó unos segundos frente al espejo. Lo limpió con la manga del jersey, pero paró de golpe y se quedó congelada.
En el espejo, además de su figura, se reflejaban unas sombras en forma de brazos. No le dio tiempo a reaccionar cuando las manos la cogieron arrastrándola dentro del espejo.
La octava vela ha sido apagada.
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La última vela
HorrorEra la noche de Halloween y Diego, quien llevaba un buen rato en la supuesta gran fiesta del año, se empezaba a aburrir. Aquella noche estaba para pasar miedo, y él tenía mejores planes que beber y quedarse sordo con la música. En el transcurso de l...