-Eso no daba miedo -espetó Carlos.
-¿Es que no te puedes callar? -Olivia ya no lo soportaba más.
-Yo conozco una bastante aterradora -todos miraron confundidos a Lucas, quien se asustaba incluso de su propia sombra...
Juan tenía 21 años y, al fin, se había independizado. Hacía tiempo que ahorraba para poder conseguir un pequeño apartamento sólo para él, y al fin su sueño se había cumplido.
Pasó un tiempo, y todo iba lo mejor que podía ir. Había aprobado los primeros exámenes de la universidad, empezó a salir con una chica genial y le habían subido el sueldo en el trabajo.
Pero entonces tuvo esa pesadilla. Al principio no le tomó mucha importancia, pero con el tiempo todo empezó a complicarse.
En la pesadilla, una sombra se encontraba en el salón. Estaba quieta, no se podía ver rostro alguno, pero sentía cómo lo observaba con unos ojos invisibles para él. Entonces la sombra se movió y, a cada paso que daba, el apartamento se convertía en cenizas.
Juan se despertó sobresaltado y sudando. Ver una película de terror antes de ir a dormir no era muy buena idea. A los pocos minutos se volvió a dormir y se olvidó por completo de la pesadilla.
Pero, poco después, la verdadera pesadilla comenzó.
Estaba una tarde en su habitación haciendo un trabajo cuando sintió que alguien lo observaba. Era como si unos ojos invisibles estuvieran ahí, en todas partes. Se giró bruscamente, pero no había nada. Al cabo de un rato salió al salón, y ahí estaba. La sombra de la pesadilla lo observaba sin moverse. Estaba en una esquina, era como una mancha en la pared.
Juan, asustado, salió corriendo y llamó a la policía, quien fue a investigar. Pero por mucho que Juan señalara la sombra que podía ver, la policía sólo veía una pared. Lo tomaron por loco.
Pasaron los días y la sombra seguía en la misma esquina. Juan no podía hacer otra cosa que evitar pasar cerca de ella. El único problema era la sensación de que alguien lo observaba. Por las noches no podía dormir, sentía como si alguien estuviera pegado a su lado. Le pasaba en todas partes, incluso en la calle.
Pasó una semana, y todo su mundo perfecto se desmoronó. Lo despidieron del trabajo, su novia lo dejó y sus notas bajaron, todo por sus historias de la sombra y por el cansancio.
Juan sabía que todo lo que estaba pasando era por culpa de esa maldita sombra. ¿Cómo podía deshacerse de ella? Necesitaba acabar con ella, y lo antes posible.
El agotamiento y la locura no ayudaron a tomar una buena decisión. La mejor idea que tuvo fue quemar a la sombra. Compró un bidón de gasolina y entró en casa decidido. La sombra seguía ahí, quieta. Entonces, cuando fue a echarle gasolina, la sombra se movió. Juan empezó a perseguirla por todo el apartamento, vaciando el bidón a su paso.
Al fin, cuando consiguió atrapar a la sombra, encendió una cerilla y se la lanzó, provocando que el apartamento se incendiara. Juan, mientras empezaba a asfixiarse, recordó el final de su pesadilla, cómo su apartamento se convertía en cenizas.
La cuarta vela ha sido apagada.

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La última vela
رعبEra la noche de Halloween y Diego, quien llevaba un buen rato en la supuesta gran fiesta del año, se empezaba a aburrir. Aquella noche estaba para pasar miedo, y él tenía mejores planes que beber y quedarse sordo con la música. En el transcurso de l...