-Es allí -Diego señaló una casa, apartada de las demás, que quedaba en los límites del pueblo.
Todos conocían aquella casa: por las noches se oían voces y se podía ver a gente asomándose por las ventanas.
-¿Aquí? -Sandra se cogió del brazo de Celia con fuerza.
-Es el lugar perfecto -comentó Marta.
Al acercarse a la entrada, les pareció ver una figura en la puerta.
-¡Un fantasma! -gritó Lucas.
-¡Es Laura! -Olivia se acercó corriendo a su amiga, quien se había girado sobresaltada al escuchar el grito de Lucas-. ¿Qué haces aquí sola?
-Me contaron que en la noche de Halloween se manifiestan todos los fantasmas de esta casa, y quería comprobarlo -se encogió de hombros.
-Estás loca -confirmó su amiga.
-Bien, entonces somos doce -contó Diego-. Un buen número.
-¿Y cuál es el plan? -preguntó Marta.
-La casa es muy grande y he oído decir que esconde muchos secretos. Nos llevaría toda la noche investigarla juntos, así que...
-No nos vamos a separar -lo interrumpió Miguel-. Así se complican las cosas en las películas de terror.
-Pero esto no es una película -puntualizó Hugo.
-Venga, chicos, será divertido -intervino Laura-. Seguro que Diego ha escondido pistas y es todo un juego.
Todos se giraron hacia Diego, quien se encogió de hombros a modo de respuesta.
Una vez en el interior del jardín, se dividieron por zonas.
-Bien; la casa se divide de esta forma: entrada, sótano, pasillo, habitación, cocina, buhardilla y salón. Como sé que el sótano es el lugar más oscuro, yo me presento voluntario.
-Yo voy contigo -Marta se puso al lado de Diego.
-Me pido la entrada -Carlos y Olivia se miraron, el primero divertido y la segunda fastidiada.
-Yo el salón -Laura levantó la mano. Olivia fue a hablar, pero la interrumpió-. Quiero ir sola.
-Nosotros nos quedaremos en el pasillo -comentaron Sandra, Miguel y Lucas. No les apetecía adentrarse demasiado en aquel lugar.
-La buhardilla parece un buen sitio -comentó Hugo abrazando a Alicia por el hombro.
-Bien, pues yo escojo la cocina -dijo Celia-. Espero que no les guste jugar con cuchillos.
-Pues supongo que me toca la habitación -dijo Óscar.
-Muy bien -habló Diego-. Nos reuniremos en media hora en el salón.
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La última vela
HorrorEra la noche de Halloween y Diego, quien llevaba un buen rato en la supuesta gran fiesta del año, se empezaba a aburrir. Aquella noche estaba para pasar miedo, y él tenía mejores planes que beber y quedarse sordo con la música. En el transcurso de l...