Capitulo treinta y cuatro

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Narra hinata

"¡Buenos días!" Pienso mientras me acomodo la ropa frente al espejo de cuerpo completo de mi habitación.

Me miró por última ves, un traje de vestir completo color blanco con un cinturón negro alrededor de mi cintura, mi cabello lo ato en media coleta alta dejando caer dos mechones a cada lado de mi cara. Me pongo un poco de labial rosa palo y en mis ojos un poco de sombra.

Salgo de mi departamento y uzumaki va saliendo de la suya, su cabello rubio ligeramente húmedo me da la impresión de que ha salido de la ducha, se acomoda el saco gris y el cuello de su camisa azul pastel para darse la vuela y dar un paso atrás.

– ¿pasa algo? —pregunto alzando una ceja.

– se-señorita se ve —carraspea un poco –se ve, muy linda.

Eso me toma por sorpresa y abro mis ojos un poco, juraría que mis mejillas son de color rojo.

– gr-gracias uzumaki, usted tampoco se ve nada mal —sonrió para recibir un acentimiento de su parte.

– ¿nos vamos? — me pregunta ofreciéndome su antebrazo.

–claro – pasó mi brazo por el hueco y sonrió.
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Recibo una llamada de mi abogado.

– hyuga

–señorita, el auto ya la está esperando, el vuelo sale en una hora y medía

– Claro gracias, kakashi. Llama a hanabi para saber si al menos en este viaje ella me acompañará.

– lo hize antes señorita, pero lamento desirle que se negó, dijo que estaría más tiempo en casa.

Eso me desanima un poco
– tranquilo, dile que la entiendo

– los secretarios de sus socios llegarán directamente a su destino, no hay, nesesidad de esperarlos en el aeropuerto, además de que yo la alcanzaré más tarde, tengo que conseguir los sellos de los próximos contratos para lo que nos toca.

– entiendo, gracias kakashi, maneja y vuela con cuidado.

– lo mismo para usted señorita.

Y colgó.
Dejo salir un suspiro mientras vamos en el elevador.

– ¿está todo bien? —me pregunta uzumaki

– si, todo bien. Solo que esto de viajar mucho no es lo mio.

– tranquila, es algo para un bien

– ¿usted cree que este proyecto dará buenos resultados? —preguntó volviendo a la platica de mis socios hace tiempo

– ¿habla de las posibles pérdidas de dinero? —sólo asiento a su pregunta
– se que, este proyecto está liderado por la más fuerte y testaruda (con todo respeto) mujer del mundo. – me giña un ojo y me sonríe

– gracias —se habren las puertas del elevador.

– señorita hyuga y uzumaki, me duele despedirme de ustedes sabiendo que convivi con ustedes este tiempo pero haci es la vida, fue un honor tener a una hyuga y su empresa en este hotel.

– el agradecimiento es de mi parte, todo esto se merece un cinco estrellas, yo me encargo de eso —hago una reverencia para avanzar y recibir nuestras maletas ya en la caguela del auto. Uzumaki me habré la puerta y entró, después él.

Soy Tu Dueño, Pero Yo Tu Jefa. | En Edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora