Capitulo treinta y nueve

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Hinata.

Todo estaba en silencio y mi alrededor solo eran cuatro paredes con grandes ventanales y cortinas delgadas que eran movidas por la brisa de esa hermosa tarde.

– hinata —me llaman y volteo

– hola, ino — la mujer rubia me mira.

– ¿todo bien?, ¿lista para tu gran día? —me pregunta y noto su sarcasmo.

– claro, es lo que e soñado toda mi vida.

– me gusta tu sarcasmo cielo, pero el mio es mejor. Ya enserio ¿todo bien?

– pues, la verdad no sé ni qué pensar, siento que hago lo correcto pero a la ves tengo miedo de equivocarme

– es normal—toma asiento – estas a una horas de casarte con el chico que... ¿Amas?

– sabes que no lo amo, el solo está para mi y yo para el, ese fue el trato.

– hablas como si fueras un objeto apunto de salir en la subasta.

–que buena forma de pesar, o de relacionar mi situación.

– tu sola te metiste en eso —se encoje de hambros.
– bien, hora de irnos, tenemos que buscar tu vestido de novia e ir al salón de belleza tu boda es en una horas. ¡Ya quiero verte arrepentirte el resto de tu vida!

Sale brincando y meneando su melena rubia, solo giro los ojos y niego con la cabeza.

Salgo y antes de serrar la puerta doy un último vistazo a la ventana y el hermoso cielo... Azul... Como sus ojos.
Cierro la puerta al mismo tiempo que dejó caer una lagrima.
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Media hora para mi vestido.
Dos horas para el estilista.
Y ya es muy tarde.

– ¡que original! Mira que hacer su boda. En la tarde, ahora que lo pienso no tardaste mucho en tu vuelo de regreso.

– los vuelos de París a Estados Unidos Durán ocho horas, el vuelo que tomé salió a las seis de la mañana. Tuve que mover muchos contactos pero lo hize.

– eres sorprendente hinata hyuga, en fin, ¿y que? ¿No te gusta París?

– claro que si.

– listo, quedaste hermosa.

Me muestra un espejo de cuerpo completo y me veo con un vestido que me llega arriba de las rodillas y su escote es forma de corazón, las perlas en la cintura le dan un toque elegante. La forma en que cae el vestido de la cintura hacia mí rodilla es muy normal, el vestido es de color blanco.

– ¿no te gusta? Podemos mandar a comprar otro y lo sabes.

– descuida, me gusta este. No es como si fuéramos a la boda del siglo.

Sonrrio triste pero se que es sobre mis actos.

– sonríes más falsa que tu boda. —se burla y yo solo le saco la lengua en forma de juego.

– vamos, quiero casarme ya.

Me da un abrazo henoooooorme, ella es la única que no me a dicho que es tonto o que es un plan estúpido, por que se que lo es y ella también pero sabe como desirlo con la mirada.

– vale, vamos.

Se pasa detrás mío y me coloca un collar de plata con forma de estrella y me entrega un ramo de tulipanes blancos.

Me toma del brazo y salimos de la habitación.

Caminamos por un pasillo henorme y veo como las personas comienzan a correr de un lado a otro. Llegamos a la entrada de la terraza y estoy lista, busco con la mirada en las primeras filas y veo dos a sientas vacíos guren, hanabi las recuerdo y aunque ellas no estén aquí se que podré hacer esto.

Soy Tu Dueño, Pero Yo Tu Jefa. | En Edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora