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PRÓLOGO: FINAL MALO. [ advertencia: abuso físico ]
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Yusuki siempre había sido la persona más importante en la vida de Ayato desde el momento en que apareció en su vida. Dándole una sonrisa, palabras reconfortantes y una fe en él que nunca nadie antes había mostrado, fue imposible para el pelirrojo no caer a sus pies. Especialmente cuando la chica que lo apoyaba tan incondicionalmente le parecía tan bonita.
Por esta misma razón, Ayato siempre se esforzaba por ser el mejor con el prospecto que ella también se enamoraría de él. Y ahora, siendo elegido y reconocido frente a su padre, solo le brindó la confirmación que necesitaba. Las inseguridades se borraron, sus celos por sus hermanos se esfumaron, y ya no se sentía terriblemente presionado por ser perfecto. Saber que sus sentimientos eran correspondidos lo llevaron a dar rienda suelta a sus emociones, pronto tornando su amor en una obsesión.
Su persona cambió drásticamente: se volvió posesivo, obsesivo y dominante. Si bien Yusuki no era una desconocida a su manía de dejarle en claro a sus hermanos y a todo el mundo que él era suya, todo estaba alcanzando unos extremos que ella nunca hubiera imaginado. Incluso llegó a un punto en el que Yusuki no veía a nadie más que él: se despertaba con su rostro a su lado, él la ayudaba a cambiarse y bañarse, desayunaban juntos en su habitación, iban juntos a la escuela y, allí, nunca podía despegarse de él. Ya de por sí compartían la gran mayoría de las clases pero, en los casos excepcionales en que no, Ayato se había aprendido los horarios para poder estar a su espera en cuanto saliera y así poder alcanzarla a su próxima clase. En los recesos era igual, uno al lado del otro y luciendo como la pareja perfecta frente a todos. Una vez que volvían a la mansión, proseguían a encerrarse en la habitación de Ayato excepto por sus eventuales salidas cuando a él se le apetecía.
Yusuki no tardó en darse cuenta que no la estaba tratando como un igual, sino que casi como un objeto o una mascota. O mejor dicho, la evidencia que necesitaba para demostrar que era el mejor.
