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CAPÍTULO DOCE: LOS ÁNGELES SON BESTIALES.
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Yusuki lucía adorablemente peligrosa. Su vestido de negro abrazaba todas sus curvas mientras sus radiantes y escarlatas ojos brillaban de una forma extraña, incluso de forma calculadora. Una enfermiza y dulce sonrisa hacía a sus labios estirarse mientras su cabello caía en forma de cascada sobre sus hombros.
—Oh, Yui, me alegra que hayas despertado. Bueno, realmente no hubiera soportado en lo absoluto tener que lidiar con la otra zorra. Es bueno tenerte de vuelta y puedo apreciar que tienes buenas intenciones.
La dulce sonrisa desapareció de su rostro. Cualquier intento de fingir encontrarse en buenos términos con la chica se había borrado. Su ceño se frunció y sus ojos ahora brillaban más rojos que nunca. Su mano acarició su cabello mientras miraba hacia el frente con determinación.
—Pero Yui, querida; no te acomodes mucho. No olvides que este es mi reino, y aunque permití que me lo arrebates momentáneamente, es hora de recuperarlo. Puede que hayas jugado a ser la dulce e inocente damisela en peligro por toda tu vida y realmente te ha funcionado hasta ahora, pero debes aprender que eso no siempre funcionará. No cuando te enfrentas a alguien como yo, alguien superior.
