Capítulo 15

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Pov. _____

Era el tercer día en que Tord no me hablaba y comenzaba a odiar mi sentimiento de necesidad.

Había estado evitando todo tipo de contacto conmigo. En las clases con la señorita Molly llegaba tarde para sentarse hasta el fondo del salón, no lo veía en la cafetería y lo más extraño del mundo es que tampoco se encontraba en las gradas echando humo como chimenea.

Durante esos días me la pasaba encerrada en mi habitación escuchando los discos que habíamos comprado antes de la discusión. Descubrí que algunas canciones eran muy buenas, sin embargo, su banda favorita me sorprendió: era instrumental con frases enigmáticas. Una sorpresa total.

Elegí de entre todas las canciones las que más me gustaron, postulándolas como mis favoritas. Letterbomb de Green Day no podía sacarla de mi cabeza.

Apoyé mi frente en el cristal de la ventanilla del auto para suspirar haciendo que este se empañara, tracé un pequeño corazón con mi dedo y esbocé una sonrisa. 

Estaba en camino al instituto junto a mamá, quien venía hablando sobre algunos de sus pacientes que la tenían un poco malhumorada.

—Eres psicóloga, se supone debes tenerles paciencia —informé en un canto, de manera en recordarle lo que con ello implicaba la psicología.

—Lo sé, pero créeme, algunos hacen perder mis estribos —mofó en una mueca graciosa haciéndome reír.

—Eres una psicóloga muy rara —vacilé.

—Pues vete bajando porque esta rara necesita ver los expedientes de sus pacientes —indicó sacándole el seguro al auto.

Ya habíamos llegado al instituto.

—Bien, nos vemos luego. Te quiero —me despedí, antes de cerrar la puerta. Ella me respondió con un cálido " yo igual cariño ".

Caminé a la primera clase: literatura con mi querido profesor Spencer. Recordando bien las cosas, por su culpa conocí a Tord; si no me hubiese dejado fuera de la clase yo no estaría hambrienta de que el chico me hablará. 

De alguna manera extraña necesitaba su maldito humor molestando.

En el salón estaban unos cuantos chicos ya sentados esperando a que el profesor se presentara o, más bien, que no lo hiciera. Fueron los minutos suficientes para que el profesor apareciera dando los buenos días junto a sus tantos sermones. 

Indicó leer un libro que para mi suerte era de mi agrado y había leído millones de veces: el Ruiseñor de Hans Christian Andersen.

Algunas clases pasaron rápido y otras simplemente aburrían. La hora libre se dio cuando avisaron que la profesora María no había asistido.

Corrí rápidamente a la cafetería donde estaba segura de que Edd se encontraría, pero me equivoqué. Iba a regresar de vuelta a los pasillos del instituto cuando la voz suave de Matt gritó mi nombre.

—¡_____! —El chico se acercó hasta mí con una sonrisa tan única que él solo sabía hacer—.Estas buscando a Edd, ¿no es así?

—Sí —murmure un poco nerviosa por su mirada.

—Está en junta, me dijo que si te veía te dijera eso. —Hizo una mueca y rio.

—Oh, gracias —sonreí.

—Te quería preguntar si querías que almorzáramos juntos... con Edd, claro, si tú quieres, porque todavía estas en clases —habló tan rápido que sus blancas mejillas tomaron un color carmesí.

𝐁𝐨𝐮𝐥𝐞𝐯𝐚𝐫𝐝┃Tord LarssonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora