26. Me quedo en buenas manos

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–Eh, Auron, necesito chofer- el oso-puerco más inoportuno del oeste hacía su aparición

–Pues paga un Über, gorrino- le dijo tratando de alejarlo y decirle algo más al castaño

–Joder tío, que te pago, pero tengo las garras molidas de tanto cargar calabazas, no quiero cagarla y hacer mierda el auto-

–Es automático Rubius, tendrías que ser un puto idiota para chocar en una carretera vacía- le dijo el moreno girando los ojos

–¡P-pues ya sabes que soy imbécil, además, con ese auto llegarías el doble de rápido a Los Santos! Estaríamos a medio camino antes del anochecer-

¿Creía que era idiota? ¿Qué bicho le picó? Al mirar de reojo a un lado lo supo, puto chino.

Supuso que lo mejor era aceptar, ya de camino le sacaría la información al oso idiota, aunque fuera a ostias.

–Mi niño- él no era de quedarse sin palabras, pero en ese instante no supo qué otra cosa decir y simplemente hizo un gesto de despedida con la mano

–No vayas buscando líos Auroncito- sonrío el castaño

–Cuídate, confío en que sabes lo que haces-

–No te preocupes, me quedo en buenas manos-

Auron se dio la vuelta, caminando hacia Rubius, tratando de convencerse que con esa última línea se refería a todos en Karmaland, pero un sabor agrio en la boca le decía que no era así.

–Tío, siempre me pregunté, porque no dejaban de hacerle al imbécil y se comían el morro ya, todos nos dábamos cuenta-.

Ya iban saliendo del pueblo, el oso tenía razón, su auto corría como el diablo.

–¿Y terminar como tu y Vegetta?- le preguntó sin ánimos de hablar del tema, manteniendo la vista en el camino, el otro pareció atragantarse, trabarse y recibir un choque eléctrico antes de poder contestar

–Ese fue un golpe bajo...-

–Golpe bajo es que te hayas vendido al chino para sacarme de Karmaland, guarro-.

¿Se había puesto frío el ambiente o habían encendido el aire acondicionado?

–Auron ¿puedo darte un consejo y que quede entre tú y yo?-

"Joder, puto oso se ha puesto serio..."

–Dime- dijo el moreno volteando a verlo de reojo, bajando un poco la marcha.

–No sé que cosa rara sucede pero...aléjate de Willyrex tío- el moreno lanzó una risa que pareció resoplido

–¿Ahora es mafioso o algo así?-

–Es en serio Auron- Rubius se enderezó por completo del asiento –el sujeto tiene recursos...no como dinero o armas, que ha de tenerlas, pero no me refiero a eso- con desesperación se pasó las garras por la cara y se estiró las orejas –no puedo decirte más ¿vale? Pero no es alguien con quien quieras estar en números rojos o su lista negra-

–¿Quién está en su lista negra?- rio Auron, aun pensando que Rubius exageraba

–Siempre está vacía- dijo el oso mirando al camino, pero a la vez a la nada.

El moreno hizo silencio, comprendiendo lo que el otro le quería decir entre líneas. El híbrido le dijo que echaría una siesta, que en la próxima estación de servicio intercambiarían lugar, encendió la radio para que lo arrullara, se dio la vuelta y recargó la cabeza contra el vidrio.

–Debiste haber aprovechado para liarte con él cuando pudiste, una vez que la cagas ya no hay vuelta atrás, te lo digo yo- musitó ya dándole la espalda al otro.

Auron apretó el volante hasta casi dejarle las uñas marcadas.

Go Back to SleepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora