38. Resplandor antinatural

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Esa noche, como si fuera la cosa más natural, Luzu y Wilfred fueron a la cama y al acomodarse para dormir terminaron abrazados; el castaño siendo acunado por Willy. La posición le resultaba cómoda y segura, deseó que la noche de Samhain pudieran pasarla así, como si el mundo y los horrores fuera de su pequeña burbuja no existieran.

El albino besó su oreja y esperó, aguardando a que el otro le confirmara que aquel era un contacto deseado, como respuesta el castaño apretó su mano suavemente, así que Willy continuó, dejando un rastro de pequeños besos de su oreja a su cuello, casi siendo solo como el toque de las alas de una mariposa, haciendo suspirar a Luzu con el roce, sintió los labios del otro en su nuca y de regreso a su oreja, para cuando esto sucedió el castaño ya se estaba quedando dormido, a pesar de que deseaba lo contrario.

Apenas su cabeza había tocado la almohada, todo pensamiento negativo (o de cualquier tipo) abandonó la mente de Luzu y después de aquel placentero contacto se sumergió en sus sueños.

Hubiera querido decir que durmió toda la noche de un jalón, pero no fue así, aquella voz insidiosa y arcaica volvió a abrirse paso entre los pliegues de su cerebro, como una semilla que, conforme avanzaron las horas, germinó.

Se encontró a sí mismo soñando de nuevo (esperaba que fuera un sueño), caminando descalzo por la casa. Primero le pareció percibir el frío de las baldosas subiendo de sus dedos al resto del cuerpo, pero parpadeó y ya se encontraba al exterior, el frío provenía del viento.

Recuperó control de su cuerpo lo suficiente como para ver sus manos, abrirlas y cerrarlas, preguntándose porqué estaba en ropa de dormir en el frente de su casa, de nuevo sentía como si su cabeza estuviera bajo el agua, pues no podía oír bien y todo parecía ir en cámara lenta.

El viento lo despeinó y tiritó de frío, preguntándose porqué, si se veía que el sol estaba en lo alto, volteó a su alrededor, viendo que los establos estaban en total oscuridad, pero podía captar los movimientos violentos y agitados de sus animales.

Quiso ir de inmediato a ver qué sucedía, pero su cuerpo se quedó congelado a medio paso, era la voz de nuevo, ahora entendía que eran muchas voces en una.

Le ordenaban y él obedecía.

Porque estaban atados, atados por una promesa, por un pacto.

Volteó hacia arriba y se preguntó cómo pudo haber pensado que aquello era luz de día; lo que creyó era el sol era en realidad un vórtice que emanaba un resplandor color lima.

No tenía una mejor manera de describirlo, fue como si al verlo su cerebro se hubiera detenido, había más allí, pero no podía ponerlo en sus pensamientos, mucho menos podría con palabras.

Su cuerpo sin voluntad se dirigió hacia aquello, oyendo la voz que eran voces y los sonidos de las abominaciones que se acercaban.

No podía despegar la vista del resplandor verduzco, pero estaba seguro que a sus costados y tras de él estaban todo la manada de abominaciones monstruosas que lo estuvieron acosando, volviendo loco, hechas un mar de desesperanza, clamando su premio.

Sentía su presencia, su aroma, sus sobrecogedores sonidos, incluso el tacto de alguno lo alcanzó, y aunque una fracción de su cerebro mandaba señales a su cuerpo de que debía estremecerse, correr, tirarse al suelo, era una parte diminuta, estaba siendo guiado por aquellas voces a su final predestinado desde el momento en que decidió rogar por los favores de Dioses Oscuros.

Incluso sus ojos derramaban por las comisuras rastros de aquella luz en forma de humo, como lágrimas de neblina verde, aquella voz le obligaba a que se entregara como si Luzu estuviese alegre por ello.

La luz se enredaba en él, por dentro y por fuera, no sabía cómo lo sabía, pero era un hecho. Se estaba entregando de manera voluntaria a los dueños, a los creadores y emisores de esas voces, que eran un vórtice de luz en tonos maniacos, al mismo tiempo eran oscuridad, la producían y vivían en ella, en todas las oscuridades, de todos lados y tiempos.

Frente a él se extendía, siniestro, un páramo vacío, oscuro, criaturas sin forma se le iban encima y él no podía oponer resistencia, solo podía ver y sentir con horror cómo lo devoraban en vida mil veces.

De pronto la visión desapareció y los oídos de Luzu regresaron a él, un poco, lo justo para oír otra voz que también le ordenaba, le demandaba, le exigía algo. El castaño inhaló una bocanada de aire, solo para darse cuenta de que no había estado respirando en todo ese tiempo.

Una tos convulsiva le hizo caer al suelo, se percató solo entonces de que había estado flotando hacia la luz lima.

Una fuerza, o mejor dicho, choque de éstas, provocaron que cayera invadido por un dolor aplanador, no sabiendo si sujetarse el pecho o el estómago, asumiendo posición fetal porque sus piernas no podían sostenerlo y sus ojos parecían hervir, incluso cada cabello parecía lastimarle.

Quería que se lo llevaran, morir, desaparecer, pero que ese dolor parara, era como si el que estaba allí solo fuera la representación de su cuerpo y el verdadero estuviese siendo destrozado en ínfimas piezas, desgarrado trozo a trozo en otro lugar.

De pronto sintió un segundo de tregua en el que pudo apreciar que una luz potente, blanca, como la de la luna llena o más, hacía que aquel resplandor antinatural retrocediera.

Una figura se acercó atrayendo a Luzu hacia sí, el castaño al principio tiritó de miedo, de dolor, pues aunque se había detenido, aun sentía en los huesos la prueba de que, en otro plano, habían tratado de arrancarlo de este.

Sin embargo la silueta lo atrajo de forma gentil, aunque Luzu no podía entenderle supo que no había que temer. Era una voz, una sola, reconfortante e intensa.

Alrededor de ellos parecía haber una refriega entre abominaciones y...y otros seres, el castaño quiso ver de reojo qué sucedía, pero la capa oscura de su salvador lo envolvió, alejándolo de la vista (¿siquiera tenían ojos?) del vórtice de luz. Antes de caer inconsciente oyó lo que interpretó como una amenaza de Willy a las voces, luego podría jurar que oyó lo que pudiera pasar por una conversación.

Go Back to SleepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora