Capítulo seis

10 3 3
                                    

 El sujeto sin nombre, ya que después de unos minutos aun no se lo habían pedido, masticaba y tragaba como si esa fuese la primera vez que comía algo sustancioso. Owen y Abel, algo extrañados al observar al humano engullir, se mantenían alerta pese a que Samuel ya tenía algo planeado, que todavía seguía sin saberse.

—Señor, ¿Podemos hablar un momento?— pidió Abel en un susurro.

—¿Por qué? No debemos perder a este sujeto de vista.

—Owen puede cuidarlo.

—¿Qué?— se alarmó este—. Ni se les ocurra dejarme a solas con él, no puedo entender nada de lo que dice.

—Tienes un teléfono con traductor. Úsalo— le exigió su amigo.

  Antes de que el moreno pudiera gritarle, padre e hijo ya estaban tomando distancia para poder hablar. Una esquina con claridad los recibió, y aunque Abel no sabía que decirle, necesitaba saber que harían a continuación.

—¿Qué piensa hacerle?

—Solo un pequeño arreglo. Necesitamos saber si este chip— dijo con este en la palma— resiste en él.

—Es peligroso.

—No veo inconveniente en acabar con nuestras dudas. Además, es alguien de la calle, ¿Crees que vayan a extrañarlo?

—Usted no sabe si tiene familia o no.

—Ni me importa. Así que terminemos con esto de una buena vez— finalizó El Conquistador alejándose.

"Familia", una palabra que aún hacía eco en lo más hondo de su cabeza. No estaba bien, nada de que lo que estaba haciendo era correcto, pero, si quería la información sobre el paradero de sus padres, necesitaba continuar. Camino hasta dar con los tres hombres, se sentó en la silla y dejó que el japonés terminara de beber su jugo. Samuel escribió algo en su celular, se lo mostró al indigente y este accedió para seguir caminando a un lugar que los dos chicos no conocían.

—¿Qué planea?— inquirió Owen en un murmullo.

—Al parecer, probar el chip de manipulación.

—¡¿Qué?!— se exasperó el chico—. El tipo es humano, no podrá soportar lo que esa cosa tiene.

—Logro entenderlo, Owen, pero no sé cómo convencer a alguien tan terco de no cometer esa atrocidad.

—¿Diciéndole que no lo haga?— replicó con obviedad el moreno.

—Como si fuera tan fácil.

  Un estancamiento los hizo parar, y a la velocidad de un rayo, Samuel rodeo el cuello del de piel amarilla, extrajo el rectángulo y dejo que este se metiera en la piel del hombre, logrando que él se retorciera y que un hilillo de sangre corriera por una de sus clavículas.

No pasó mucho tiempo hasta que el japonés deja de temblar en el suelo, se levanta y sonríe de una forma fría y maliciosa.

Mans kungs{1}— logra decir el nuevo soldado al hacer una reverencia.

Esi sveicināts, karavīrs{2}— anuncia El Conquistador con alegría.

 Los chicos, al verse rodeados de una nueva sorpresa, seguían estupefactos mientras caminaban en dirección al hotel. ¿Por qué no había muerto?

 ¿Por qué no había muerto?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Luna de Hielo [Saga Moons #2] {➕}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora