Capítulo treinta y uno

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    Unos pasos en las escaleras los distrajo a los dos, y cuando se da cuenta de que era Berenice junto a la otra mujer, Lara suspira de alivio, aunque después cierra la boca por miedo a decir algo que no estaba dispuesta a corregir. La madre de Chelsea la observa con orgullo, la detective Hana se suena los nudillos y Samuel, consciente de que faltaba la otra parte, le dice a sus secuaces:

—Vigílenla, y si escapa, ya saben lo que sucede.

    Un extraño zumbido invade la habitación, y Lara, con el ceño fruncido, las observa: las dos se arrodillan ante su padre al mismo tiempo, las dos dirigen una mano a su nuca y ambas terminan temblando de pies a cabeza. La joven no entiende nada de lo que sucede, y después de ver como asentían con desesperación, ella misma comienza a retroceder cuando Samuel intenta tocar su mejilla.

—Te quedarás aquí, y por tu propio bien, no escaparás.

—No puedes evitar que me busquen, así como tampoco el que yo no quiera acompañarte— le desafía la chica.

—Soy tu padre, así que debes obedecerme.

—Jamás lo fuiste, y jamás te llamaré de esa forma.

    El hombre aprieta el puño reflejando su molestia, y no queriendo pelear más con una niña, baja por las mismas escaleras que pisaron Berenice y Hana, dejándola así con dos personas que, estaba segura, no tenían ni idea de lo que hacían.

    La japonesa apaga su traje con un control, camina hacía una esquina y se sienta en el alféizar de la ventana solo con el fin de contemplar esa ciudad abandonada que su cerebro no podía reconocer, y la otra, intrigada por Lara y su poder, se cruza de brazos para preguntar:

—¿Por qué eres tan importante para el señor?

—No tengo ni idea: mírame, no sé defenderme, soy débil y como arma y no soy veloz— enumera ella con cuidado.

—Todas las personas tuvimos que aprender en un momento de nuestras vidas, pero tienes razón, no parece muy conveniente para lo que él planea— confiesa Berenice con sus dedos debajo de la barbilla.

    Una luz se encendió en la cabeza de Lara, y tratando de sacar su actriz interna, prosigue en la conversación:

—Tienes razón, aunque, si voy a ser parte de todo esto, debería saber lo que se hará, ¿no?

—Es un buen punto— susurra la madre de Chelsea dando vueltas sobre su eje.

    La detective no pasa por alto el juego de la muchacha, y levantándose de su lugar, la señala con el dedo:

—Buen intento, pero no te diremos nada.

—Ella es el arma, y si no le decimos que pieza es en esto, estará mucho más confundida.

—Cierto, soy el arma...— dice Lara haciéndose la tonta.

—El arma que Samuel necesita para conquistar los territorios que desea. Por eso estamos aquí, también somos parte de su ejército.

    Hana protesta, Berenice le levanta la voz y así es como empieza una discusión sobre qué no se debe decir delante de la "niña". Lara sonríe para sus adentros, y volviendo a intentar sacarse las esposas, practica durante más de una hora con su poder detrás de la espalda.

 Lara sonríe para sus adentros, y volviendo a intentar sacarse las esposas, practica durante más de una hora con su poder detrás de la espalda

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Luna de Hielo [Saga Moons #2] {➕}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora