Capítulo veinticinco

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      La detective Hana aún no se había rendido, y pese a su fracasado en su búsqueda de esa mañana, decidió continuar con la cabeza en alto los días siguientes. Por esa razón estaba otra vez ahí, en el Keio Presso Inn Gotanda, hotel donde el recepcionista le había comentado la presencia de los tres buscados. Entró con sus tacones resonando en el suelo, y siendo acompañada por un oficial, vuelven a preguntarle al mismo hombre si reconoce a los tres individuos de la foto. Él le responde que si, como anteriormente lo había hecho ya, y buscando los videos de seguridad de esa mañana, deja que la mujer y el hombre observen a sus alrededores. Es ahí cuando Hana ve a lo lejos a Samuel, quien no estaba solo, sino junto a una mujer.

      Dejó que su colega continuara hablando con el recepcionista, y caminando hacia el fugitivo, se impacta al verlo colocar su brazo sobre el hombro de, pensó ella, su esposa. Sin embargo, la cara de esta no era de felicidad, sino más bien de terror.

—Detective— saluda el villano con una sonrisa.

—Señor, y esposa— dijo ella tomando pausas entre cada palabra.

      Berenice la mira atónita, y tratando de apartarse del dictador, se quedó muda. Hana no pasa desapercibida esta reacción, y tomando entre sus manos la libreta pequeña y el bolígrafo que solía traer, intercepta a Samuel:

—Tenemos un asunto pendiente.

—Estoy de vacaciones, acaba de llegar mi esposa y mis hijos desean dar un paseo— se excusa él entrelazando sus dedos con los de Berenice.

      Ella tiembla ante ese gesto, y una repulsión acumulada hacia quien fue su pareja la obliga a soltarlo. Nuevamente, la detective se les queda contemplando, y metiendo las manos en los bolsillos, continua:

—Si es inocente y no ha hecho nada malo, no huya, porque de esa forma solo hace que sospechemos más.

Él resopla, le susurra algo a Berenice en el oído, y dándole una bolsa diminuta, le señala el buffet. De esta forma, Samuel y la oficial se quedan solos.

—No se ve muy cómoda— resalta la japonesa.

—El cambio de horario le afectó un poco.

—Bien, entonces conteste esta pregunta, por favor: ¿Cómo conoció al señor Tanaka?

—Le ofrecí comida.

—Y lo acepto.

—Sí: se veía contento con ese hecho.

—¿Y cómo fue que murió? Estoy al tanto de que había más personas en ese parque, pero era usted el que estaba más cerca— destacó Hana triunfal.

—Es cierto, y por eso le confesaré que solo vi cuando se desmayó. Nada más. Ahora, si me disculpa, iré a pasar tiempo de calidad en familia.

      El Conquistador se aleja de ella con paso apresurado, sin embargo, no dejaría de ser perseguido por ella durante el resto del día.

      El Conquistador se aleja de ella con paso apresurado, sin embargo, no dejaría de ser perseguido por ella durante el resto del día

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Luna de Hielo [Saga Moons #2] {➕}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora