Capítulo VI

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Gulf había despertado un poco desorientado, trató de abrir los ojos pero la luz que entraba por las ventanas de la habitación se lo impedían, al tratar de levantarse sintió un fuerte dolor de cabeza a causa de la resaca y un brazo que lo envolvía, sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo al recordar dónde estaba, miró hacia su costado y pudo ver al teniente Suppasit profundamente dormido, su rostro tan relajado y casi que sonriente era por demás perfecto, su pecho desnudo era digno de las mejores pasarelas del mundo, pero había algo que ninguno de los dos podía olvidar, Mew es su oficial de libertad condicional y aún faltan varios meses para que eso termine. Gulf sacudió su cabeza intentando que sus pensamientos se organizaran, salió con cuidado de entre los brazos del policía y buscó por el piso de la habitación su ropa, se vistió, se lavó la cara y salió siendo lo más sigiloso posible. No sentía ganas de enfrentarse a las consecuencias de lo que había hecho la noche anterior, pero fue sorprendido por un abrazo fuerte por la espalda.

-Te vas sin despedirte? Sintió que le susurraron al oído - Por favor quédate un poco más, te prepararé el desayuno

-Lo siento, tengo planes para hoy, debo volver a casa y darme una ducha- contestó Gulf sin voltear a mirar a Mew, con la esperanza que éste le permitiera salir pronto de ahí

- Espera Gulf, no te vayas! tenemos que hablar – Mew sostuvo su brazo con firmeza

- De qué quieres hablar? No es como si fuéramos un par de adolescentes Mew, sé que lo que pasó anoche no debió pasar, pero pasó, lo disfrutamos y ninguno de los dos debe salir perjudicado por una noche de diversión, ahora debo irme – Contestó Gulf tratando de restarle importancia a la espectacular noche de pasión, sexo y lujuria que había vivido al lado de su supervisor, no podía enamorarse de un hombre como él, quizás fue un desliz del policía o sólo fue una cosas de una noche, de cualquier manera no quería hacerse ilusiones y trató de esconderse detrás de su soberbia, como pudo se soltó de su agarre y dio unos cuantos pasos hacia la puerta.

La arrogancia y el desdén con el que Gulf habló hicieron que Mew se llenara de rabia, pues para él claro que no había sido cosa de una noche, había pasado más de un mes evitando estar a solas con el joven porque desde el mismo instante en que lo miró a los ojos sintió un deseo incontrolable de estar cerca suyo, cuidarlo, amarlo y protegerlo del universo mismo. Eran muchas las noches sin dormir que había pasado tratando de procesar todo lo que ese chico lo hacía sentir y creando estrategias para alejarlo lo más que pudiera, pero sus días giraban en torno al chico de ojos café y pestañas casi infinitas. Al escuchar las palabras de desapego de Gulf, Mew sintió cómo su sangre fluía hacia su cabeza, lo tomó con ambos brazos, lo giró hacia él, y le dio un gran golpe en el rostro, ni siquiera sabía por qué lo había hecho, solo se sintió demasiado ofendido. –De aquí no te vas hasta que hablemos, entendiste? – soltó mientras Gulf limpiaba la sangre que salía de su boca y soltaba una sonrisa a medias

-Ja, pegas como niña Mew! Crees que eso fue un golpe? Ya viste mis cicatrices, fueron más 26 meses recibiendo ultrajes en esa cárcel por parte del director y sus secuaces, siendo violado violentamente varias veces a la semana, y crees que un puñetazo tuyo me hará daño? Discúlpeme por pensar en algún momento que usted era un tipo decente, veo que es igual a los monstruos que conocí en el penal, que tenga buen día Teniente Suppasit.

Mew sintió esas palabras atravesar su pecho como puñales, había golpeado al único ser humano que le había tocado el corazón, claro que no se arrepentía de haber estado con Gulf pero de haber reaccionado de forma violenta con él, sí que se arrepentiría, sentía como si le faltara el aire, se tiró en el piso del corredor a llorar pidiendo perdón, pero era tarde, Gulf había salido despavorido de ahí, ya no lo escuchaba y ahora la única persona que había amado lo odiaba, pero no tanto como se odiaba él mismo.

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