Capítulo XXII

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Tul no podía creer lo que estaba viendo, todas las horas que pasó tratando de encontrar la manera de entrar a la habitación vigilada en la casa de Máx habían sido en vano, pues lo que estaba buscando estaba justo enfrente de él, ahora que Máx se había marchado a ultimar detalles sobre la seguridad y el traslado de los "regalos" para la fiesta del Juez Chanthara tenía que apresurarse a tomar las memorias, pero si quería seguir vivo debía ingeniárselas para no ser descubierto por el personal del proxeneta.

Buscó entre el equipaje que trajeron de su casa el pequeño dispositivo para clonar la información de las memorias, tendría que hacerlo una a una y eran demasiadas, podía tardar horas haciéndolo, estaba a punto de entrar en pánico cuando sintió que tocaron a la puerta.

- Señor Pakorn, le traje su medicina - El chico dio un gran salto hacia la puerta tratando de verse lo menos sospechoso posible.

- Lo siento, no necesito ninguna medicina, sólo necesito descansar, tomaré una siesta y prefiero no ser molestado - Tul sentía que las rodillas le temblaban, quizás por la faena sexual o podrían ser sus nervios traicionándolo pero realmente sentía que se desplomaría.

- Joven amo, por favor permítame darle su medicina o seré castigado por el señor Nattapol - El chico que traía una charola con analgésicos y una jarra con agua fresca miró suplicante al modelo que se negaba a dejarlo entrar a la habitación. Cuando el joven estuvo dentro parecía estar buscando algo, ya que miró hacia todas direcciones y revisó visualmente toda la recámara.

- ¿Qué buscas? Deja todo sobre la mesa y por favor avisa que no quiero ser molestado, si interrumpen mi sueño se lo haré saber a Máx y se las verán con él! - Tul no se había imaginado que haría alarde de su relación con El Diablo de esa manera y se recriminó mentalmente por hacerlo pero debía hacer que el chico se fuera.

- Sólo cumplo las órdenes del señor Nattapol, lo dejo descansar, por favor si necesita hágaselo saber a alguno de los guardias, estamos para cuidar de su seguridad- El chico había recibido instrucciones de Máx de revisar que Tul estuviera bien y la amenaza de pagar con su vida si algo le pasaba, pero al ver que todo estaba en normalidad en la habitación decidió salir y le informó a sus compañeros que no debían molestarlo en las próximas 2 horas pues estaría "descansando".

Cuando el chico dejó la habitación, Tul corrió a la biblioteca a sacar de la caja fuerte las memorias, sabía que no podía copiarlas todas pero al menos podría recopilar pruebas suficientes contra el Juez Chanthara y contra Máx. El sabor amargo que le producía pensar en que su amante sería encarcelado, era mayor a cada momento, pero eso sería inevitable. Tul sacudió su cabeza tratando que todos esos pensamientos dejaran de estorbar su misión, debía empezar a clonar las SD o todo estaría perdido.

Mientras tanto, en casa de First las cosas no estaban menos complicadas. El chico estaba haciendo su maleta para la fiesta del día siguiente, tenía que seguir cubriendo sus pasos para no levantar sospechas así que preparó todo un ajuar de hermosos trajes, ropa interior reveladora, perfumes y esencias aromáticas que lo habían hecho famoso entre sus clientes por los deliciosos masajes relajantes con "final feliz" que el chico ofrecía con destreza.

De repente todas las luces de su apartamento se apagaron, se asomó a la ventana pero era solo su hogar el que estaba sin servicio de electricidad, así que se asustó un poco. Abrió la puerta de la habitación y el pánico empezó a apoderarse de él cuando notó que los escoltas de El Diablo no estaban por ninguna parte. Caminó con cautela por el pasillo que daba a la cocina, tratando de no hacer mucho ruido, la cocina también estaba vacía, siguió recorriendo su casa a pequeños pasos, con la intención de salir de ahí se dirigió hacia la puerta, pero cuando llegó a la sala vio una sombra sentada en su sillón.

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