Parece que los muertos reviven

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*Relata Sofía*

Un pequeño rayo de luz se asoma por un pequeño hoyo que hay en el techo y este me indica que ya es otro día.

He dormido muy poco, es muy difícil hacerlo en esta posición en la que estoy, además estoy muy alerta a lo que pueda pasar.

Mi estómago empieza a sonar, no he comido casi nada en el día que llevo acá encerrada, mi cuerpo palpita de dolor y siento mi rostro hinchado.

Definitivamente, voy a resignarme a morir acá.

Cierro los ojos, el sueño y el cansancio tanto físico como mental me vencen.

En mi mente se empieza a formar unas imágenes.

Estoy en un campo, el aire se estrella con mi rostro y el pasto fresco roza con mis piernas, la luz del sol alumbra un precioso paisaje que es rodeado por una montaña.

Empiezo a caminar por el pasto en dirección a la montaña, puedo ver varios animales comiendo el pasto a lo lejos, un ambiente perfecto que reflejaba paz y tranquilidad.

En el trayecto veo una luz intensa que llama mi atención, me voy acercando poco a poco y encuentro una puerta semiabierta, la termino de abrir y al fondo veo una hermosa cascada con árboles frutales a los alrededores, asomo mi cabeza por la puerta y puedo ver más animales pastando pacíficamente cerca de la cascada.

Mi estómago suena pidiendo alimento alguno, giro hacia los árboles frutales dentro de aquella puerta y decido entrar.

Antes de que de un paso hacia el interior de la puerta una voz conocida me detiene.

—Sofía— dice aquella voz que reconocí inmediatamente, era la voz de mi padre.

Gire mi cabeza y ahí lo vi, estaba junto a mi mamá y mi hermano, vestidos de blanco en lo que parecía un pícnic en el campo.

—¿Eres tú?, ¿Son ustedes realmente?— las preguntas salieron de mi boca mientras me iba acercando lentamente.

Tenían un mantel blanco y encima de él había frutas de todo tipo.

Cuando al fin llegue mi padre se levantó y me recibió con un abrazo y las lágrimas empezaron a salir de mis ojos.

—Hola mi amor— saludo mientras me abrazaba.

Yo me separé un poco y lo miré de frente para constatar de que si era él.

—Papá te he extrañado demasiado— lo volví a abrazar enterrando mi rostro en su pecho.

Luego saludé a mi mamá.

—Mírate nena, estás hermosa— tomo mi rostro en sus manos —Te estamos esperando— finalizó con un beso maternal en mi frente.

Finalmente, saludé a mi hermano.

—¿Por qué me dejaste?— le reclamé abrazándolo y volvieron las lágrimas.

—Nunca te deje enana, te sigo cuidando desde lo lejos.

—No me gusta que estés lejos— le dije finalizando el abrazo.

—Todo estará bien— limpió las lágrimas de mi rostro —Necesito un favor— su tono de voz indicaba que era algo serio, solo lo observé esperando expectante —No entres a ese lugar— el giro su cabeza hacia donde estaba la puerta con la hermosa cascada —Si entras quizás no puedas salir— finalizó.

—Pero es muy bonito— traté de rebatir.

—¿Confías en mí?— me preguntó y a mi mente vino todo lo que Carlos había comentado sobre Trent.

—Él dice que mataste a…— el tomo mi rostro interrumpiendo mi argumento.

—¿Confías en mí?— repitió.

Lo miré a los ojos y respondí.

—Si— con un poco de inseguridad.

—Entonces es hora de que vuelvas.

Y como si fuese una película, todo empezó a ir en retroceso.

Un fuerte sonido me despertó.

En la parte de arriba sonaban disparos, me puse alerta e impaciente a lo que pasaba.

Los disparos cesaron, pero ahora se escuchaba una lucha, vidrios rotos y fuertes quejidos.

De pronto la puerta se abrió, pero no entró nadie, un fuerte grito se escuchó y por las escaleras cayeron 2 personas.

Uno era fácil de reconocer, estaba algo golpeado, pero esa cabellera pelirroja era reconocible, Carlos luchaba con alguien vestido de negro y una máscara que evitaba ver de quién se trataba.

Ambos estaban luchando, Carlos tomó una silla y le dio justo en la cabeza haciendo que la máscara cayera.

Quedó de espalda, boca abajo en el suelo, pero esa cabellera con rulos la conocía yo.

—¿Nahim?— dije y Carlos lo giró para ver su rostro.

La sorpresa se plasmó en mi rostro, era Nahim.

—Es imposible, Nahim, tú estás muerto— dije mientras mi voz se quebrantaba.

—Pues parece que los muertos reviven— dijo Carlos un poco agitado e igual de sorprendido que yo.

Carlos lo tomó mientras Nahim estaba inconsciente y le ató los brazos a un tubo en la pared.

Yo solo veía el rostro de Nahim, no decía nada, estaba totalmente en shock.

—¿Qué te parece bonita? Romeo revivió para salvarte— comentó el pelirrojo, mientras terminaba de limpiarse un poco la sangre que le brotaba de las heridas en el rostro.

Un silencio se creó, la incredulidad emanaba de mi cuerpo.

Él había muerto en el incendio, casi muero también ahí y por ir a salvarlo.

El silencio fue interrumpido por 2 personas.

—Jefe, aquí está el otro— dijo un señor quién imaginé que era uno de los secuaces de Carlos.

El señor venía con otra persona, que vestía igual a Nahim y este venía esposado.

Carlos lo tomó del brazo y lo lanzo a un rincón del sótano también, mi atención se centró en este sujeto.

—¿Alguna otra sorpresa?— dijo el pelirrojo al aire y luego mirándome.

Se dispuso a quitarle la máscara y recibió una patada en las pelotas que lo hizo retroceder un poco, lástima no fue tan fuerte.

Carlos volvió a intentar quitarle la careta, pero la persona no se dejaba.

—Maldita sea— pronunció Carlos antes de sacar su arma y dispararle justo en la cabeza.

Milagrosamente la bala no atravesó la parte delantera de la máscara que obviamente era de un material antibalas.

Una gran "O" se formó en nuestro rostro; sin embargo, la otra persona se quedó quieta y Carlos al fin pudo quitarle la máscara.

—No puede ser.

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Ay Dios, esto está picante y no es un chile.

¿Cómo que Nahím está vivo?

Y aquí comentan las que van a decir: Te lo dije.

Bueno, hay rulitos para un rato.

¿Quién será la otra persona?

Gracias por leer y dejen su estrellita por acá y recuerden, nada es lo que parece :)

Del Amor A La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora