∴ Extraño ser ∴

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Eijiro ya no quería que su omega vaya con su grupito de amigos, no después del susto de ayer, sabrá qué le hubiera pasado si no llegaba en ese momento, pudo ser atacado por esa criatura nocturna de la que tanto se rumorea.

Ahora se podía relajar, ya que su adorable cenizo descansaba entre sus brazos.

--Anoche vi algo -contaba el joven lobo mientras su mirada se hallaba perdida en la nada.

--¿Algo como qué? -preguntó curioso su pareja.

--No lo sé, pero no era uno de nosotros -continúo confundido mientras notaba como el otro se tensaba.

--Seguro estabas dormido y no había nadie, amor -lo arrulló en sus brazos y liberó algunas feromonas para poder relajarlo.

Katsuki estaba seguro que lo que vio no fue un simple sueño y no descansaría hasta saber quién era ese extraño ser, sabía que su pareja no le creería, pero aun así quiso tratar, aunque lo dejó con más dudas.

"¿Y si en verdad fue parte de mi imaginación?" -se cuestionaba internamente.

La sola idea lo entristecía y no sabía el porqué, debería alegrarse de que esa criatura no le hubiera hecho nada, en vez de eso, solo podía pensar que quería regresar al prado esa misma noche para comprobar si lo que vio fue o no real.

--Kirishima, hoy irás de casería ¿Verdad?

El otro solo asintió para decirle que volvería antes de la media noche, tiempo suficiente para que el cenizo vaya y compruebe sus sospechas.

--Ah, y Baku -al tener la atención del otro siguió hablando- Ya no quiero que salgas con ese grupo de omegas.

--¡¿Hah?! ¡¿Y quién te crees para prohibirme cosas?! -tomó una distancia prudente del pelirrojo mientras le gruñía preparándose por si tenía que atacar.

--¡Soy tu Alfa, así que deja-!

--¡No, no lo eres, así que deja tú de creerte la gran cosa!

Con eso dicho, Katsuki ignoró las para nada sinceras disculpas del pelirrojo, esta sería la novena vez que pelean porque ese estúpido Alfa se le suben los humos a la cabeza.

--Kats, en serio lo siento, pero entiende que solo estoy preocupado y quiero protegerte -ya está, colmó su paciencia.

--¿Proteger?... ¡¿Quién mierda tiene que ser protegido?! ¡El hecho de que sea un puto Omega no quiere decir que sea débil ni que quiera protección de un mísero alfa, así que vete a buscar a alguien más porque yo no necesito que me protejan, sé cómo defenderme solo, idiota!

Y sin más que decir o hacer Katsuki salió sin haber desayunado, iría con la manada a consultar algo con los ancianos y luego pasaría a visitar a sus padres, ya que hace mucho que no los ve.

Así pasó la tarde, recibiendo miradas de la gente, pues él todavía no estaba marcado, aunque ya convive con su pareja.

--Idiotas.

Al ver como el sol se iba ocultando y la gente se iba metiendo a sus cuevas por que "De noche salen las criaturas" Bah, qué montón de miedosos.

El rubio se encaminó rumbo al prado, iba sin prisa pasando sus manos por el tallo de esa hierba alta que lo arrulló el día anterior para luego acomodarse entre ellas y esperar a que ese extraño ser vuelva a aparecer.

Al cabo de unos minutos el mismo olor de ayer volvió a hacerse presente en el aire seguido de una figura de un hombre encapuchado que suspiraba cada cierto tiempo mientras sostenía a unos bichos luminosos a los que llamó luciérnagas, Katsuki jamás había visto esos animales en el día así que para él eso era nuevo.

Cuando se percató que ese extraño ser se alejaba lo fue siguiendo haciendo el menor ruido posible hasta que llegó a un descampado donde no podía pasar, ya que sería descubierto.

En cuanto al pecoso, ya se había percatado de la presencia del cenizo desde que llegó, pero decidió no molestarlo por el simple hecho de que se podía asustar de él.

Al llegar al descampado notó que el híbrido ya no podía seguirlo, así que decidió hablar.

--¿Qué hace una criatura como tú solo por estos lares?

Katsuki al verse descubierto no le quedó de otra que confrontarlo.

--¿Cómo sabías que estaba aquí?

--Simplemente lo sabía. Y aún no has contestado la pregunta que te hice.

--Tsk... Puedo venir a estos lugares si es que se me antoja y tú no eres quién para impedirlo -respondió evitando la pregunta.

Al ver esa actitud el pecoso sonrió y decidió mirarlo a los ojos porque ese lobo no era igual a los que alguna vez en su larga vida se topó.

--¿Cuál es tu nombre? -dijo con una gran sonrisa que desconcertó al rubio, el cual sentía como su lobo interno meneaba la cola y aullaba al tener la atención de ese pecoso.

--Yo... Me llamo Katsuki -por extraño que parezca se sentía vulnerable, pero quería seguir viéndose fuerte- ¿Y tú quién eres idiota?

--No soy nadie, no tengo un nombre como tal.

Eso le molestó al híbrido, quien sentía que se estaba burlando de él, ósea, quién mierda no podía tener un maldito nombre.

--¡Si no me quieres decir tu puto nombre entonces me voy!... Cabrón.

Estaba a punto de irse, pero su lobo interno estaba triste, lo cual era raro, ya que por lo general se mantenía callado, sin hacerse notar o al menos hasta ayer fue así.

Amor nocturno (DekuBaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora