✧ ᘛ Primeros días ᘛ ✧

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Cuando Katsuki despertó después de una larga siesta, todo seguía a oscuras y por el olor pudo saber que aún se encontraba en su cueva y sus cachorros ya estaban despiertos buscándolo para comer.

La entrada parecía tapada con una gran piedra, misma que iba a retirar de no ser por unos brazos que lo rodearon de la cintura y reconocía bien ese tenue aroma.

--¿Deku? -preguntó con duda, pues se suponía que él ya habría partido hace rato.

--Buenos días, mi lobito -dijo el pecoso mientras volteaba a su pareja para depositar un dulce beso en sus labios- Te dije que tenía una idea. Ahora que ellos ya nacieron quiero pasar más tiempo con ustedes, esto lo conversé muy bien con Yagi durante días y aceptó que me quedará, siempre y cuando no saliera del lugar en el que estoy, pues desestabilizaría todo. Espero no te moleste que tus mañanas sean a oscuras gracias a mi manto que cubre la entrada para impedir que la noche salga en pleno día.

Katsuki lo miró un momento, tratando de asimilar todo.

--¿Estás loco? -dijo con alegría contenida- No me importa eso. Ahora que puedo tenerte más tiempo me hace muy feliz. Deku, no sabes cómo te extraño cada que despierto y no estás -una pequeña lágrima resbaló de sus ojos- Por qué no hiciste esto desde el comienzo idiota, me hubieras ahorrado mucho, sabes -dijo con voz quebrada.

--Lo siento -dijo mientras lo abrazaba sintiendo su polo mojarse con las lágrimas del rubio- No sabía que podía hacerlo, Inko me lo sugirió hace unas semanas y Yagi recién me da permiso.

Deku no olvidará las palabras que el dios del día le dijo, ahora más que nunca debería de cuidar a su familia.

--Eres un estúpido. Maldito Deku...

Luego de calmarlo un poco, lo cargo para llevarlo al nido donde los cachorros se removieron al sentir el aroma de su padre.

--Buenos días a ustedes también, pequeños. -dijo, acariciando la cabecita de cada uno, ya que sabía que si los tomaba en brazos tendría a su rubio mirándolo con recelo, pues son sus cachorros y no dudaría en atacar si los llega a lastimar- Ahora sí podemos tomar turnos para que descanses mejor, no creo que con una pequeña siesta te hayas recuperado del todo.

Katsuki no dijo nada, solo se bajó del regazo de su pareja para amamantar primero al bebé pecoso que ya comenzaba a moverse un poco más y a inspeccionar su hogar. Sus ojos eran de un bello dorado y Deku sabía el porqué de ese color.

--Haruka -dijo con ternura- Así te llamarás. -sus mejillas eran muy suaves, como dos nubecillas.

--Muy bello, ahora quedan seis jaja. -dijo nervioso tratando de no mirar el pecho de Katsuki.

--A ellos aún no les puedo poner un nombre, necesitan abrir los ojos primero. Este es un caso especial.

El pequeño Haruka no dejaba de ver a su padre, pues la energía que emanaba era parecida a la suya y se sentía curioso, ya que despertó su sistema cognitivo a muy temprana edad.

--Toma. -dijo mientras le entregaba al pequeño rubio, porque sí, Haru tiene el pelo de un rubio más encendido que su madre- Pobre de ti si le pasa algo -amenazó antes de ir con su pequeña camada de lobeznos para mutar a su piel animal y echarse en el piso para que los pequeños puedan alcanzar una teta de su madre.

Como no amarlos, sus cachorros eran la cosa más adorable que jamás hayan visto.

Tan solo pensar en el día en que estén por todos lados jugando y corriendo por la cueva con su padre, bendito el destino que tuvo todo eso preparado para él.

Los días eran increíbles ahora con su pecoso al lado, despertando siempre entre sus brazos y viendo como de a poco los pequeños iban abriendo los ojos y mutando a sus pieles humanas.

La mayoría eran hombres y solo dos fueron unas hermosas nenas, Ryomi que era una combinación de los dos con pelo cenizo junto con mechones verdes y Mizaki la cual era una copia idéntica de Deku.

--¿Puedes salir un rato? -preguntó el peliverde mientras dejaba a Zukui en el nido junto a los demás que ya estaban dormidos- Ya anocheció y quiero darte algo.

Katsuki lo siguió mirando las estrellas que habían salido recientemente en el firmamento.

--Como bien sabrás, yo no puedo marcarte, pero...

--¿Pero? -preguntó algo emocionado.

--Pero puedo ponerte un collar, bueno, si quieres ¿Me dejarías? -sus mejillas estaban coloradas al ver como su pareja se sentaba sobre sus rodillas moviendo la cola para esperar a que esa cosa le sea puesta como una forma de reclamarlo.

--Adelante, Deku -sus ojos tenían un brillo especial, sus mejillas se tiñeron de rosado y sus orejas se agacharon al ver que Deku se sentaba en el pasto para pasar el collar por detrás de su cuello y ajustarlo un poco para que no le fastidie- Ahora si soy tuyo, amor.

--Mi precioso chico, te amo tanto Katsuki.

Luego de juntar sus labios, Deku ayudó a parar a su pareja, quien acepto la mano que le tendía para comenzar a caminar por el prado sin descuidarse de la cueva, a la cual regresaron cuando unos pequeños lloriqueos se escucharon.

Amor nocturno (DekuBaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora