❍ Amarga noche ❍

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Esa fue la peor noche de todas, el mal presentimiento de Katsuki se hizo realidad en cuanto vio a Eijiro en frente de él.

Jamás debieron de salir.

Tal vez así nada de esto ocurriría.

--Cuanto tiempo sin verte, Katsuki. Estás más bello que antes.

Aquellas palabras fueron el principio de todo. Y luego el lloriqueo de uno de sus cachorros, Ryu estaba tirado en el piso con su pata lastimada mientras sus hermanos le hacían una redondela para protegerlo y tratar de ayudarlo mutando algunos a su piel humana.

--Deku. Mi cachorro... -dijo con miedo de perderlo, aún están muy chicos para aguantar una herida como esa y él ahí, sin poder moverse o Eijiro los atacaría- Ryu. ¡Ryu! -gritó para que el pequeño no deje de luchar contra el dolor- ¡Haruka!

Le hablo a su cachorro más pequeño, pues sabía que él tenía un don para poder sanar a otros seres, lo sabe por qué vio cuando se lo estaba mostrando a Deku.

El pequeño entendió, su madre lo decía todo con la mirada, pero tuvo que esquivar el ataque del pelirrojo, quien tenía una gran sonrisa en su cara.

--Sabes, hace tiempo di un paseo con Hana y me asusté mucho al ver esta grande y fea abominación. Esto no es un cachorro Katsuki, es una maldición por escapar de la manada y de tu pareja; Recuerdas mi amor, éramos muy felices.

Aquellas palabras dañaron más el corazón del actual Omega que acompaño todo este tiempo a Eijiro. Ya había soportado los comentarios que este siempre soltaba comparándolo con el cenizo y cuando nacieron sus cachorros pensó que cambiaría... y así fue, hasta que murió uno, solo ahí la indiferencia de su pareja ya no fue solo con él, sino con la cachorra que aún quedaba, pues ya no la trataba como a su hija, aunque por ratos jugaban a las escondidas, pero ahora entendía por qué. Lo había encontrado, había dado con el paradero de su ex pareja y solo uso a Hana para localizarlo.

--Quédate atrás. -susurro el peliverde captando la atención del Alfa, quien lo miró con odio por haber alejado a aquel Omega cenizo de su lado, pues en los últimos meses que lo vio quiso ir y tomarlo como debió haber hecho hace mucho tiempo, pero ver a varios cachorros a su lado le hizo tomar la decisión de destruir aquella familia para que el rubio regresé a sus brazos. Era bien sabido que los omegas buscan el remplazo de lo que perdieron para poder estar tranquilos.

Aunque luego de un tiempo viéndolo se dio cuenta de que portaba un collar, símbolo de pertenencia en otras especies.

--¡¿Este es el idiota que se atrevió a tocarte?! -preguntó con rabia el pelirrojo.

--¡Yo jamás he sido de tu puta pertenencia, todo fue actuado y te lo dije en aquel entonces, así que qué mierda te importa si me he apareado con él! -dijo acompañado de un gruñido, quería deshacerse rápido de los intrusos para poder ir con sus cachorros.

--¡¡A ti no te importa por qué te dio algo que criar, pero mira bien a lo que estás llamando cachorros!!

--¡CON ELLOS NO TE METAS INFELIZ! -saco garras y colmillos, ya que Deku lo tenía sujeto.

--¿Por qué hacerle más daño? -preguntó el pecoso- Ya tienes tu familia, él tiene la suya. Por qué seguir encaprichado.

Katsuki le iba a reprochar de que ahora no era tiempo para sus sermones, pero se dio cuenta de que el pasto se movía un poco y al voltear vio como la hierba crecía para tapar la herida de su cachorro mientras Haruka volvía a su forma humana para ir con Ryu y comenzar a curarlo.

--Muy pronto estarás bien -hablo bajito el pequeño cenizo- Dolerá un poco, pero sé que...

No pudo seguir hablando, cuando la pequeña Hana fue a atacarlo y Ryome en su forma de loba se interpuso recibiendo una fuerte mordida de la que no se pudo zafar.

Todos se le fueron encima a la pequeña amenaza y Kaminari en su forma animal fue en su defensa, hiriendo a varios en el camino.

Aquella imagen dejó al borde de las lágrimas a Haruka, pues su vista se tornó roja al caerle la sangre de sus hermanos, quienes lloraban con desesperación al volver a su forma humana con graves heridas.

--¡¡¡¡NOOOOOOOOOO!!!! -se escuchó el fuerte grito desgarrador de Katsuki, quien ya no le importó nada, solo estar al lado de sus bebés, aunque primero tenía que matar a Kaminari por dañarlos... Y así lo hizo, tomó su forma de lobo y agarro al rubio entre sus fauces, sin intensiones de dejarlo ir.

Deku al ver la escena que Yagi le dijo que sucedería, solo optó por derribar al pelirrojo para que el pasto se lo tragara, literalmente.  Aunque esto no hizo más que detenerlo un rato, pues cada que el pelirrojo se veía atado cortaba el pasto que poco a poco lo iba hundiendo. Igual ya no se podía salvar.

Luego corrió hasta Haruka e intento calmarlo, ya que su respiración comenzó a ser erratica, sus ojos miraban sus manos con miedo y al voltear a ver los cuerpos de sus hermanos todo se descontroló, eran demasiadas emociones para él, un semidiós con tan solo días de haber nacido.

El pecoso se lamentó muchas cosas esa noche al ver a su pequeño transformado nuevamente en aquel monstruo que ahora escurría sangre por todo su cuerpo que expresaban el profundo dolor que estaba sintiendo en ese momento.

En cuanto dos pequeños puntos rojos brillaron dentro de las cuencas negras de Haruka todo paso rápido para el pequeño, quien se había salido de control mandando a volar a su padre que trataba de calmarlo e hiriéndolo sin querer, al igual que a su madre por hallarse junto a Kaminari.

Todo estaba siendo un desastre y Deku estaba aterrado de que las palabras de Yagi se hicieran realidad.

Amor nocturno (DekuBaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora