◈❖ Nueva manada ❖◈

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--¿Qué? -aún estaba atónito a lo que había escuchado. Por qué escuchó bien, ¿Verdad?

--Tendremos nuestra propia camada de lobeznos ¡Estoy preñado! -dijo con emoción.

El nuevo aroma que había en el aire solo confirmaba lo dicho por su amado rubio.

--Deku, nunca pensé estar tan feliz por algo como esto -sus ojos rojos brillaban como dos gemas tan hermosas como lo es quien las portaba- Pero hablamos de los cachorros del chico que realmente amo. Pensé que yo no podría ser tan dichoso y ahora los tengo a ellos... Te tengo a ti a mi lado.

Su vientre aún no estaba abultado, pero Katsuki lo abrazaba con ternura y amor, esperando que sus cachorros -aunque pequeños sean- lo puedan sentir.

--¿Pero como pasó? -pregunto aún confundido- ¿No se supone que solo son los... Alfas los que pueden embarazar a los Omegas? Algo así me dijiste y yo no entro en tu jerarquía -estaba feliz, sí, pero no entendía nada de lo que pasaba.

--Deku. Sé de quién son estos cachorros, y nada tiene sentido desde que te conocí. Carajo, es que es una locura el pensar que pude conocer a un Dios y que terminaría jodidamente enamorado de él. -dijo esta vez con más seriedad para hacerle entender a su pareja que no era ninguna confusión lo que hablaba- Nosotros queremos a ti y a cachorros. Nuestra nueva manada estar aquí.

El suave ronroneo que soltó la parte animal de Katsuki era diferente, pues esta era como un pequeño canto dirigido a esas pequeñas vidas a las que se encargaría de proteger de todo peligro.

Deku lo pensó un poco y ese puede ser el motivo por el cual su manto ahora tiene unos pequeños astros como soles que iluminan la densa oscuridad.

--Nuestra familia está creciendo -dijo el rubio mientras se pegaba al pecho del moreno- Gracias.

Familia... Ahora va a tener una familia, jamás lo imaginó, siempre pensó que estaría solo. Luego llegó ese bello híbrido y cambio el rumbo de su destino.

--Te amo Kats -dijo mientras lo abrazaba- Yo soy quien tiene que agradecerte por no huir aquella vez que nuestros caminos se cruzaron y darme la oportunidad de sentir amor. Ahora más que nunca tendré que ver la forma de cuidarte -mencionó mientras acariciaba la cabellera del híbrido- Durante el día le pediré a Yagi que te proteja.

--Deku, recuerdas lo que hablamos una vez, yo no necesito que nadie me cuide, sé cómo hacerlo solo así que no te preocupes por eso -su emoción no se pudo ocultar, ya que su esponjosa cola se movía a los lados de una manera lenta, pues le encantaba que el pecoso se preocupe por él.

--Bueno, tienes razón, pero si ocurre alguna cosa que no puedas manejar pídele ayuda, ahora son más vidas las que están a mi cuidado.

--A nuestro cuidado. Vamos al prado, quiero pasear por el lugar donde te conocí.

--Solo si te pones el manto que te di.

Katsuki gruñó, pues pensaba utilizar eso como base para su nido, pero ahora tendría que usarlo cada que salga de la cueva y le fastidiaba.

A regañadientes se colocó la túnica y salió de la mano de su pareja.

Los días que llegaron fueron tranquilos, Deku siempre que podía lo consentía y le cumplía algún capricho, ya que se enteró de que sus hijos solo tardarían -aproximadamente- 2 meses en nacer.

El rubio se había puesto más cariñoso y ya casi evita cambiar de forma, pues les podría hacer mal a los cachorros. Era demasiado adorable el verlo con su pancita al menos el primer mes, puesto que al segundo mes Katsuki le había dicho que lo pasaría en su forma animal, pues los lobos dan de entre 1 a 15 crías si es que no hay una amenaza cerca, en el caso del rubio su madre solo pudo proteger a 2 de 6 crías; Gogo, que fue el primero en encontrar pareja e irse antes de entrar en la madurez requerida y él, quien, pues logró enamorarse, pero no de alguno de los buenos para nada de su manada sino de su amado pecoso.

--Ya solo falta una semana para que el mes acabe, trata de comer mejor y deja que te traiga de comer tú solo guarda fuerzas.

--No me gusta estar quieto.

--Pero ellos lo necesitan -dijo poniendo una mano en la barriga de su pareja- Necesitan a su madre fuerte para que les dé de amamantar. Al menos solo hasta que nazcan, ya me ilusione con mis hijos y no quiero verte sufrir por perder a uno.

Katsuki agachó sus orejas al recrear aquel escenario... No, no perdería a ningún cachorro, no quería.

--Odio que tengas razón Deku -se acomodó de lado en su nido para ver al peliverde con una mirada preocupada- Ya cambia esa cara. Los cachorros estarán bien, Ok.

Tal vez no sirva de mucho, pero libero sus feromonas para tratar de calmar al pecoso, ya que de cierta forma funciona.

Y mentiría si dijera que no lo extraña al despertar, por qué lo hacía, lo extrañaba, pero trataba de no deprimirse por sus pequeños.

En la noche la familia estaba completa y era eso lo que contaba.

Amor nocturno (DekuBaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora