Capítulo 33: Playa y algo más

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Roseline
Fue un viaje más o menos de dos horas a la playa y llegamos cuando estaba por atardecer. Alejandro había reservado una noche en un hotel muy popular en la zona y que tenía vista frente al mar y piscina era muy parecido a un resort pero en esta playa era poco concurrida aunque muy linda por qué lo también hay bastante privacidad. Cuando nos registramos le pasaron dos llaves lo que me pareció extraño pero no dije nada hasta que entramos en el ascensor.
- ¿Por qué te dieron dos llaves? - le pregunté. 

- Una es tuya - me dijo Alejandro. 

- No entiendo-

- Pedí una habitación para ti y otra para mí, no quería incomodarte.
No dije nada, pero me pareció considerado de su parte, se me hizo lindo, las chicas pueden decir que es un patán pero conmigo siempre se comporta de manera diferente.
Nuestras habitaciones estaban una al lado de la otra y dejamos nuestras cosas para ir a la playa y ver el atardecer.
- ¿Debería llevar bikini ?- le pregunté. 

- Creo que es tarde y ya empieza a hacer frío, no creo que quieras entrar al mar ¿O si?-

- No la verdad no -
Bajamos y caminamos por la orilla mientras el sol se escondía lentamente.

- ¿Nos podemos sentar acá ? -
Alejandro ahueco la arena y solo se sentó, yo me senté a un lado. Se sentía tan bien el ambiente que me deje llevar y puse mi cabeza en su hombro y él me abrazo. No dijimos nada, el momento era perfecto y ni siquiera me sentía mal por estar haciendo esto con la persona que Lucas más odia en el mundo, creo que en fondo si sentía cosas para Alejandro pero era difícil de explicar cuando siempre me he sentido enamorada de Lucas. 
Alejandro voltea a mirarme.
- ¿Quieres ir a cenar?- me pregunta.
También volteo a mirarlo pero lo beso, las ganas me ganaron y lo beso, tomo su cara con ambas manos y nuestro beso se vuelve cada vez pasional. El me recuesta en la arena me posa sobre mi para seguir besándome, tenía una mano en la arena y la en mi cintura.
- ¿Vamos a cenar ahora sí?- le dije cuando pude hablar, por qué esto se podía salir de control en cualquier momento. Alejandro río y me volvió a dar un beso antes de pararse.
Caminamos hasta el hotel y entramos a su restaurante donde cenamos.
- ¿Qué vas a pedir tú preciosa?- me pregunta. 

- Estaba pensando en langosta-

- Me parece - dijo Alejandro - langosta para dos y un vino por favor - le dice Alejandro al camarero.
Después de cenar sentía calor y tenía ganas de tomar unos tragos. 

- ¿Te parece si vamos a un bar? Tengo ganas de beber algo que me quite este calor y la sed que me dejó la langosta-

- Bueno, busquemos algo-

Cómo era una playa pequeña fuimos caminando y a solos dos locales del hotel encontramos enseguida un bar.
Al entrar nos sentamos en la barra a esperar que nos atendieran.
- Piensa que vas a tomar - me dice Alejandro bastante cerca de mi cara y lo besé. Él tomó mi cara y se volvió un beso apasionado. Tome su cara y el puso sus manos en mi cintura que lentamente bajaron a mi trasero.
- Vamos al hotel - le pedí.
- Vamos - me dijo Alejandro y tomó mi mano para ir al hotel. En el ascensor nos seguíamos besándonos y ahora era desesperadamente, me tomo en brazos y me llevo a su habitación.
- Alejandro por favor.. -
- Shhh Roseline, yo sé, yo sé - dijo a mi oído mientras succionaba mi piel, estaba segura que quería dejar una marca. Seguía en sus brazos y se acostó en la cama dejándome sobre él. Comencé a desabrochar mi blusa lentamente mientras me miraba, deslizaba la blusa sobre mis hombros y la dejaba caer al lado de la cama, de un momento a otro saltó de la cama y se quitó su camiseta y se inclinó y me besó empujándome hacia atrás en la cama sus labios se juntaron con los míos. Su lengua recorría mi cuello y sus manos por toda la suave piel de mi espalda, desabrochó el sostén rápidamente y puso sus manos en mis pechos acariciándolos suavemente, hasta que decidió apretar mi trasero y quitar mis pantalones para meter sus dedos en mi ropa interior haciéndome gemir mientras introducía sus dedos en mi intimidad, yo desabroché sus pantalones y recibió la señal que debía quitarlos, quedando solo en sus bóxer que no escondían su erección. Quito mi ropa interior y sonreí mientras retiraba su mano y comenzaba a besarme los muslos, besó el interior de mis piernas y alrededor de mi coño acercándose mucho, tan cerca que podía sentir su cálido aliento contra mi clítoris, era excitante, quedé jadeando por el orgasmo hasta que sentí su lengua rozar mi clítoris enviando escalofríos de placer a través de mi cuerpo caliente y sudoroso, gemí levemente y luego comenzó a rodear mi clítoris con su lengua moviéndola periódicamente y luego introduciendo su dedo para hacerme gemir aún más, me retorcía en la cama y podía sentir que llegaba al clímax rápidamente, no iba a aguantar mucho, hasta que me corrí y pide ver a Alejandro sonriendo, enseguida se puso un condón y sabía que eso seguiría.
Se subió sobre mi y podía sentir su miembro en mi abdomen mientras besaba mi cuello y retenía mis manos con las suyas en la cama para que no hiciera nada.
- Por favor, Alejandro, por favor mételo-

- Sii, ¿Eso quieres preciosa? - decía en mi oído para luego morderlo. 

- No aguanto, por favor -
Sus labios calientes estaban sobre mis pechos chupando y besando. Sus dientes se cerraron alrededor de mis duros pezones lo que me excitaba aún más y hacía que me desesperara por su miembro dentro de mi.
Lentamente comenzó a penetrarme lo que me hacía gemir. Sus embestidas eran fuertes y me llenaba completamente, con él todo era tan excitante que sentía que mi orgasmo llegaba, mi cuerpo se tensaba.
- Me falta poco - le dije entre susurros.
- Déjame ayudarte - y con su dedo masajeaba mi clítoris. Alejandro se corrió lo que me hizo llegar al orgasmo. Ambos terminamos derrotados en la cama, sentía que inmediatamente me dormía y solo pude notar que la sábana cubrió mi cuerpo y me dio un beso en la frente antes de dormirme por completo. En la mañana al despertar Alejandro me estaba abrazando por la espalda, tenía tanto miedo, involucrarme con Alejandro era peligroso, estaba vulnerable emocionalmente por lo que pasó con Lucas por lo que tenía miedo a que me pasaran cosas con él pero se sentía lindo un abrazo.

Te espero toda la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora