Capítulo 37: Eres mi adicción

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Roseline
Habíamos estado conversando con Lucas acerca de todo lo que podíamos mejorar y como podíamos mejorar las cosas para por fin tener una relación sana, nos comprometimos a dejar los celos extremas de lado y a no dejar nuestra relación al primer bache del camino.
Subimos a su habitación y estábamos abrazados en su cama.
- ¿Sabes? Me quedaría así por siempre - le dije. 

- Yo también mi pequeña cachorra - dijo oliendo de pelo - te extrañe tanto en mi cama. 

Se que lo que dijo no fue en doble sentido pero yo aproveché el momento y me subí sobre él.
-¿Así? - le dije coquetamente. 

- Si - tomando mi cintura. 

Saque mi camiseta sobre mi cabeza y Lucas solo me miraba, no sé lo esperaba. Me dio una sonrisa, y pude sentir su erección crecer debajo de mi.
Él volvió a reír. 

- ¿Qué pasa?- le pregunté mientras desabotonaba sus jeans. 

- Igual que en la primera vez, tú encima tomando la iniciativa - decía mientras tocaba mis pechos - y yo con la mejor vista posible. 

Tome su polera y la saque, tocando sus abdominales, jamás me va a dejar de gustar.
Lucas me dejó en la cama y se paró a quitar sus pantalones, para luego posicionarse sobre mi.
Enrede mis piernas en él mientras besaba mi cuello lentamente presionando su erección contra mi, sus besos bajaban lentamente muy lentamente hacia mis pechos, quito mi sostén y los saboreo.
Quito mis jeans y enseguida mi ropa interior, jugaba con mi clítoris y no podía dejar de gemir.
Intente quitar sus bóxer. 

- Tranquila - me dice mientras el saca sus bóxer luego de mi intento fallido. 

- Por favor, hazme el amor- dije en jadeos. Él rio. 

- Tranquila mi cachorra - Me separó las piernas y comenzó a besarme alrededor de mi área más sensible. Su lengua se movió suavemente a lo largo de mi clítoris, haciéndome casi gritar en voz alta. Continuó besando, moviendo y chupando mi clítoris, mientras también insertaba un dedo, luego otro, dentro de mí. Sentí que comenzaba a tensarme y supe que estaba a punto de correrme, él también lo supo. 

- Córrete, córrete para mí - y volvió con su lengua a mi intimidad hasta que no aguante, grite y sentí mi cuerpo entrar en un calor inexplicable y me corrí. 

Lucas me limpio y necesitaba más, necesitaba más de él. Mientras me limpiaba tome su pene y lo masajeaba lentamente. 

- Por favor, follame - me pedí. No lo pensó ni dos segundos, tiro la toalla a un lado de la cama y sentí como entraba lentamente lo que nos hizo gemir a ambos. Empezó a moverse más y más rápido, y frotó mi clítoris por mí. Podía sentir sus bolas chocar contra mí, y pensé que realmente Lucas era quien encendía todo de mi. Sentí su cuerpo tensarse, ya se iba a correr pero esperaba a que yo también lo hiciera, entonces lo ayude. 

- Lucas, me voy a correr, por favor, por favor córrete - le rogué, mis palabras se que fueron su perdición, sus embestidas fueron duras y profundas hasta que pude sentir su semen caliente dentro de mí, eso era lo que necesitaba para sentir el orgasmo y terminar de correrme.
Caímos sin fueras en su cama y él me abrazo. 

- Cachorra, eres mi adicción - dijo a mi oído. Sus palabras hacían a mi corazón latir.
Con Lucas sentía que me enamoraba cada día más. Lo abrace y sentí una tristeza inmensa, su padre llegaba en dos días, por lo que aún no sabíamos si Lucas se podría quedar.

- Por favor, no te vaya, no me dejes-

- No quiero irme mi cachorra - dijo pasando mi mano por mi espalda desnuda - no podría estar lejos de ti, no podría pasar un día lejos sin hacerte el amor, sin abrazarte, sin besarte. Haré todo lo posible por convencer a mi padre, pero no te dejare, no te puedo perder.  

Luego de sus palabras me sentía mal, conmigo misma. Él siempre ha tenido miedo a perderme y yo fui una zorra que no le importo nada, no pensé al acostarme con Alejandro, el arrepentimiento me llegaba después cuando error ya estaba, me sentía como una estúpida, tengo que cuidar al hombre que amo. 
Decidimos darnos una ducha, no fue nada sexual, al contrario, era demasiado tierno y sentía bien, podía sentir como el quería cuidarme. Mientras Lucas ponía jabón en mi espalda pensaba en cuanto amaba a este hombre, realmente era el amor de mi vida, y si algún día no terminamos juntos se que siempre será él, es una sensación muy extraña que te da cuando estás con la persona que realmente amas, que sabes que siempre será él, a pesar de todo. 
Luego de la ducha Lucas ayudo a secar mi pelo, todo se sentía tan perfecto que tenía miedo que fuera una mentira, que se acabará o que Lucas se fuera. 

- Tengo ganas de ir a cabalgar - le dije. 

- Vamos - dice Lucas parándose de la cama y poniendo sus zapatos - hace tiempo no lo hacemos.
Fuimos al club a buscar a Luna, y otro caballo y salimos por sendero que daba a un campo donde varias veces fuimos a cabalgar cuando aún éramos amigos. 

- ¿Te acuerdas de la primera vez que vinimos aquí?- me dice Lucas. 

- Sii - dije riendo - creo que teníamos 14. 

- Y ya me gustabas -

- Aún no entiendo cómo no nos dimos cuenta antes del amor que sentíamos el uno por el otro-

- Siempre tuve miedo de que te gustará otro y rompieras mi corazón - dice Lucas dramáticamente lo que me hizo reír. 

Todo se sentía tan bien, pero tenía una extraña sensación, una corazonada me decía que eran los últimos momentos con el hombre que amo antes de irse. Algo me decía que no se quedaría. 

Te espero toda la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora