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—Hola, Sif— dijo ella apenada.

—¿Qué haces aquí?— inquirió al apresurarse a abrazarla.

—Quise investigar un poco acerca mis poderes...

—¿Por qué no anunciaste tu visita? Puedo ayudarte, vamos a la biblioteca.

—Te sigo— dijo ella en tono amable.

Lady Sif no portaba su armadura, solo su espada, no la dejaba en ningún momento. La pelinegra la seguía a paso lento. Era inmensa, la asgardiana buscó varios libros que podrían ser de interés para la mortal. Esta comenzó hojear cada uno sin interés, no creía que hubiera en realidad una explicación a la naturaleza de sus poderes, ya que siempre han existido en la familia paterna y algunos de la materna. La nativa del lugar resoplaba por no encontrar las respuestas que su amiga tanto deseaba. Malie volvió a ver a la guerrera para descifrar su rostro.

—Lo lamento...

—No pasa nada, lo intentaremos después...

—Ya hiciste el viaje hasta acá.

—Descuida.

—¿Cuándo llegaste, por cierto?

—Esta mañana.

—Pero ya te cambiaste...

—Fue una condición del padre de todo para poder entrar.

—¿Cómo conseguiste que te permitiera el acceso?

—Invoqué la memoria de la reina, que ella me hubiera ayudado.

—Golpe bajo.

—Lo sé, aún me siento mal por ello, pero luché contra algo que me superaba, han evolucionado mis poderes y necesitaba respuestas.

—Entiendo, yo...

—Lady Sif, la busca el rey— se anunció uno de los guardias de confianza.

—A la orden, necesito que un guardia la lleve a mi cámara— luego volteó con la pelinegra—. Te veré luego de mi audiencia.

***

—¿Qué ocurrió?

—Debo marchar, aún no hay paz en los nueve reinos.

—Necesitan de su mejor guerrera para ganar cada batalla.

—Gracias— dijo entre risas.

—¿Te puedo acompañar?

—No, estos males son distintos...

—Oh, vamos, ya enfrenté dos invasiones alienígenas. Estoy capacitada.

—No me quiero arriesgar.

—Puedo ir en cubierta, nadie notará que fui.

—No, te quedas.

—Bien, aquí espero tu regreso.

***

—Lady Malie, me honra comunicarte la victoria.

—Muchas felicidades, Sif, contigo en el campo de batalla, no tenían oportunidad.

—El padre de todo está orgulloso de nuestra lucha, me encomendó una misión mañana.

— ¿No deberías reposar un poco?

—Lo mejor sería atacar ahora, no se lo esperan, pues apenas intentan contar a sus muertos.

#MakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora