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Nathaniel se frustró del resultado, esperaba que la variante de su realidad se recuperara para por fin tener a dos Madinaveitia, cuando una se agotara, usaría la otra para su deleite. Ordenó a otra doncella para que se llevara el cuerpo y a los cazadores para que arrestaran a Ravonna, ya pensaría en qué haría con ella cuando repararan el daño. Dejó que Malenalie terminara de comer y le dijo que iría después. Le pelinegra guardó en su bolsillo aquella envoltura, era especial porque le recordaba a Tony y ahora a su variante, luego pensó en otra persona, o dios, más bien.

Se sentó con esfuerzo al pie de la mesa de autopsias y sacó de dentro de sí el casco del Loki que se sacrificó por sus variantes y por ella para ayudarlos a llegar al otro lado, permitió que Alioth lo devorara para darles vía libre hacia la Mansión. Comenzó a derramar lágrimas al descubrir que su variante no haría eso, la dejó en medio de un apocalipsis para ir a buscar a la rubia, fue herida y no se detuvo a revisarla, vio que era una amenaza para los otros Lokis y no hizo nada, todo lo logró aquel que había dado su vida. ¿Cuántos años habrá esperado para ver a su esposa? Haría cualquier cosa por tenerla de vuelta.

Volvió a guardar el casco cuando escuchó gritos y explosiones fuera, en el corredor. El barullo iba en aumento, así que tomó los grilletes para defenderse, aún estaba muy débil para usar sus poderes de nuevo. La puerta explotó y se cubrió con la mesa, esperando a su futuro atacante, aquel que tenía las agallas para hacer explotar la AVT, seguro su variante, la que permanecía anónima, y Nathaniel estaban fuera del lugar. El pelinegro apareció con una ametralladora y un cinturón de granadas la hizo brincar en su sitio, así que ella lanzó a modo de defensa su arma improvisada,

—Malenalie, soy yo— se puso de pie mientras se sobaba la zona lastimada.

—Dime algo que solo yo sepa— lo imitó mientras lo empujaba.

—¿Por qué?

—¿Y por qué no?

—Eres insoportable, mortal.

—Mi nombre es Malenalie.

—Hasta crees que recordaré eso, es un nombre muy largo.

—¿Crees que puedes venir después de tanto tiempo y esperar que te perdone? — le dio un zape antes de que él intentara abrazarla de nuevo.

—No vine a perdonarte.

—Ahora yo necesito tu perdón.

—Te perdono.

—¿Me perdonas por permitir que me torturen?

—Te perdono por esperarme.

—Te perdono por dejar que me capturaran.

—Te perdono.

—Dijiste que nunca me fallarías— chilló cuando sus piernas cedieron y cayó al suelo—. ¿Para qué me secuestras si no te ibas a quedar conmigo?

—Sí, te fallé— suspiró ayudándola a ponerse de pie. La estrechó entre sus brazos y ella se permitió llorar a lágrima viva.

—No me sueltes, por favor.

—Prometo no volver a hacerlo.

—No lo prometas, hazlo.

—Es hora de irnos— la cargó en sus brazos y ella se aferró a su cuello, tratando de contener el llanto.

—¿Cómo me encontraste?

—Me diste un TemPad, me diste un lugar dónde esconderme hasta que ya no volviste y supe que era momento de actuar.

—No sé a dónde llevaron su cuerpo.

—La buscaremos.

—¿Y a dónde vamos ahora?

—Un refugio— hizo un esfuerzo sobrehumano por no bajarla mientras buscaba el TemPad, así que la pelinegra lo atrajo y Loki le dijo que solo presionara ese botón, la puerta se abrió y la atravesaron.

#MakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora