25 ⫸De todos nuestros clichés

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Lo dejé en medio de la carretera, caminando en dirección contraria y sin saber a dónde me dirigía

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Lo dejé en medio de la carretera, caminando en dirección contraria y sin saber a dónde me dirigía. Podía estar yendo hacia el club, acercándome a Benny y sus compañeros, si es que él estaba con ellos. No importaba.

La lluvia no se detenía y las gotas golpeaban con fuerza contra mi cabeza. La sensación no era agradable, menos con la sudadera empapada. Pesaba, pero no tanto como el dolor en mi pecho.

En lo que caminaba por el borde de la carretera, con la vista fija al pavimento, no era capaz de entender cuál de las emociones que estaba sintiendo era la más dolorosa. El agujero en mi estómago, la opresión en mi garganta y el frío me obligaron a abrazar mis costillas para mantenerme en una pieza.

Tenía grabada la imagen de mi padre y las más claras eran desde el día en que le diagnosticaran cáncer. No era capaz de recordar los momentos felices que viviéramos antes, sabía de su existencia y no podía revivirlos.

Sin embargo, veía su sonrisa cuando lloré hasta el cansancio, sabiendo que tarde o temprano lo perdería. Sus palabras de ánimo, a pesar de ser él quien debía recibir apoyo y amor. Incluso en sus peores momentos cuidó de mí.

Los cambios en su rostro, más demacrado cada mes. Las ojeras, los vómitos, la palidez de su piel. Los altos y bajos en la enfermedad, las esperanzas rotas, el dolor... En ese momento entendí que suyo fue vivido en silencio.

Jamás se quejó. Hablaba para hacernos reír, para pedir que mi madre y yo no discutiéramos, para dejarnos saber que él estaba ahí, pretendiendo que nada había cambiado. No quería ser un estorbo o hacer sufrir a las personas que amaba e hizo hasta lo imposible por lograrlo.

Fue bajo la lluvia y cuando mis rodillas flaquearon hasta golpear el pavimento que entendí.

Sufrí su enfermedad y su perdida. Mi madre igual, pero él... Él sufrió el dolor de ambas, de su hermana y sus amigos. Nosotros soportamos el pesar propio... Él resistió el de todos y el suyo, sabiendo que moriría, que nos dejaría solas y no habría nadie que nos ayudara a seguir.

Me faltaba el aire cuando pegué el pecho a mis piernas y descansé la frente en mis brazos. Lloré hasta que mis pulmones lo permitieron, hasta perder la fuerza y tener ganas de morir en ese mismo lugar. Dejé salir lo que jamás expresara y lo hice sola, en medio de la nada, con la lluvia descargando como si el cielo entendiera lo que sentía.

Era un teléfono, nada más. Mi padre estaba muerto sin importar lo que atesorara de él. No lo tenía, no estaba... Me quedaba mi madre, con quien no había intentado tener una relación familiar como a él le habría gustado.

Me habría dejado caer de costado para olvidar donde estaba, pero hubo un cambio de iluminación. Cuando alcé la vista, divisé dos puntos de luz a lo lejos. Un auto se acercaba y el corazón se me aceleró.

Benny.

Caí dos veces al intentar levantarme, golpeándome las rodillas y un hombro.

No puedes dejar que te encuentre.

Mi crush literario © [LIBRO 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora