20 ⫸ Sangre por sangre

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Dakota POV

—¿Por qué nos llama tan temprano? —le pregunté a Mario al salir de mi habitación, me estaba esperando.

—No lo sé, pero tiene que haber pasado algo... importante.

—¿No tienes idea de qué?

Yo estaba despierta desde las cinco de la madrugada, lista para ir al gimnasio, a donde había vuelto el día anterior gracias al permiso del médico y Fabriccio. Cuando iba a salir recibí una llamada de Mario para avisarme de que Skyler quería vernos a la seis para una reunión.

Me inquietó la noticia porque esa era la hora a la que yo salía del gimnasio y él entraba. El día anterior no había sido la excepción, pero ni tan siquiera le di un asentimiento como saludo. Pasé por su lado y fingí que no estaba ahí, lo que planeaba hacer hasta que aquello acabara, si es que tenía la suerte de ver un final.

Entramos y miré al suelo, no por evitar su mirada, sino para ver mis zapatillas deportivas. Estaba vestida con uno de los elegantes trajes de falda y chaqueta que hacían juego con la ropa de Mario, pero en vez de zapatos bonitos, usaba unos cómodos porque mis pies todavía no aguantaban nada más. Tardarían días en recuperarse y saberlo me recordaba lo que había pasado, mis objetivos en aquel lugar, las palabras de Fabriccio sobre el mar, no rendirme.

No permitiría que mis emociones volvieran a ganar el juego y eso era algo que debía repetirme cada vez que estaba cerca de Skyler.

Me pareció extraño no ver a Fabriccio. Solo encontramos a Skyler detrás de su escritorio. Se había duchado, estaba limpio e impecable, como siempre, pero las ojeras eran peores, manchas oscuras y profundas bajo sus ojos. El pelo húmedo me sorprendió, secarlo no era algo que él pasara por alto en las mañanas. Algunos mechones caían sobre su frente y los apartó cuando Mario y yo nos sentamos

Miró de uno a otro y apoyó los codos sobre el impoluto cristal de la mesa, entrelazó los dedos. Ya no llevaba el brazo inmovilizado, puede que solo vendaje bajo la ropa.

—Por lo visto, ustedes dos han estado muy ocupados trabajando a mis espaldas —dijo con frialdad, sus defensas estaban en el lugar correcto para que sus emociones no se mostraran en su rostro.

Mario se tensó.

—Estás al tanto de todo lo que ha pasado.

—Pero días después. —Clavó sus ojos grises en mí—. Al parecer, ella pasó unos días ocupada sin decirte nada y tú... —Se dirigió a su amigo—. Decidiste cubrirla.

—Mario investigó lo que Angelo me dijo —intervine porque no iba a permitir que lo culpara, que nos culpara—. Usted no estaba en condiciones de...

—¿De qué? —Hubo cierto desafío detrás de la corta pregunta.

—Consideramos mejor confirmar la información y después informarte —dijo Mario—. El viernes te expliqué lo que sabíamos. Esta semana...

—No había tiempo para perder —interrumpió Skyler—. Me ocupé del asunto durante el fin de semana.

Mario y yo nos miramos sin entender. Skyler hizo un movimiento con la mano para que lo siguiéramos. Fuimos al elevador privado, el que llevaba al gimnasio en un piso secreto del edificio. El código que Skyler puso en el panel de control fue distinto. Descendimos por más tiempo del que estaba acostumbrada a hacerlo en el elevador principal del hotel, estábamos bajando a algún lugar subterráneo, uno muy profundo.

Cuando las puertas se abrieron, Mario tomó a Skyler del brazo.

—No creo que Dakota deba estar aquí —murmuró.

Mi crush literario © [LIBRO 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora