—Entonces, sigues viva —dijo Mario al otro lado de la línea en lo que yo ponía en orden la habitación que se había convertido en un desastre cuando la estilista me había ayudado a escoger un atuendo digno para la gala y el desfile inaugural de la semana de la moda de Nubia D'Angelo.
—En un vestido que casi no me deja respirar, que posiblemente pise en lo que camino y que terminará muy sucio.
Por suerte era de los que Skyler había escogido y, por tanto, de los que no se descontarían de mi salario.
—¿Por qué sucio? —preguntó Mario y supe que él debía estar todavía en su oficina del hotel a pesar de que eran las ocho de la noche, el sonido de papeles deslizándose sobre la mesa lo delataba.
—Skyler me dijo que escogiera lo que quisiera, pero que fuera blanco.
Su risa baja me sorprendió.
—¿Qué?
—Es para que vayan combinados.
—No me dirás que se va a vestir de blanco, ¿cierto? Creo que su piel se confundiría con el traje, parece vampiro.
Otra risa.
—Se vestirá de negro al completo.
—¿Te cuenta sus planes de outfit o le preparaste la maleta al niño pequeño? —bromeé porque con él era muy fácil dejar salir a la Dakota que venía de ese otro universo.
—Lo conozco demasiado bien.
—Puede que no tanto como piensas —murmuré y no sabía si se lo quería decir a él o a mí misma.
—Si quieres podemos apostar —dijo con tono juguetón.
—Ya tu jefe me ha hecho gastar la mitad de mi salario de los próximos tres años. No tengo ganas de tirar a la basura lo poco que me quedará cada mes.
Una vez más no entendía aquella necesidad de cuidar un dinero que no utilizaría porque mis necesidades básicas estaban cubiertas.
—Si Skyler va vestido de negro hasta los dientes, me deberás una comida —propuso.
Descansé las manos sobre las caderas y me detuve en medio de la habitación. Puse los ojos en blanco como si él estuviera frente a mí y pudiera ver mi obstinación.
—¿No entendiste mi necesidad de no gastar dinero? Además... Comemos juntos casi todos los días.
—Digo una comida fuera del horario laboral —aclaró y podía imaginar el hoyuelo que se formaba en su mejilla, solo de un lado, al sonreír.
—Sigues sin entender que estoy casi en bancarrota.
—Un helado.
Miré el teléfono que estaba sobre la cama. Llevábamos más de media hora conversando y solo los primeros cinco minutos había sido de trabajo. Me faltaba poco para bajar a mi encuentro con Skyler.
—Me parece que estás muy seguro de que ganarás —dije en lo que buscaba mi bolso de mano, cubierto de lentejuelas tornasol que hacía juego con mis zapatos, el fino cinturón del vestido, el maquillaje, mis pendientes y los curiosos adornos diminutos que la estilista había acomodado en mi cabello recogido.
—Si pierdo yo, te compro un helado —propuso.
—Trato hecho —dije al momento—. De todas formas, veo muy posible que ni un helado pueda pagar. Skyler también amenazó con bajarme el salario si no aprendía a disparar bien.
Una risotada me obligó a prescindir de los auriculares para no quedarme sorda. Los apagué y dejé sobre la mesita de noche junto a mi cama. Acerqué el teléfono a mi oreja para salir de la habitación.
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Mi crush literario © [LIBRO 1 y 2]
RomanceCuando su crush literario aparece en la ciudad, Dakota debe ayudarle a regresar al libro antes de que su saga favorita termine de la peor manera. ⫷⫸ Dakota vive para leer. Está obsesionada con Skyler Moretti, jefe de la mafia y protagonista de una n...