Capítulo 7

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(Alerta, escena subida de tono en este capítulo)

El timbre sonó y chille enfadada.

- ¿Quién coño es?- Me levanté molesta, habría dormido unas dos horas y el sueño me ponía de mal humor.

Abrí la puerta y los ojos de Mateo me miraron entera. Me revisé y me di cuenta que estaba desnuda. Caminé dentro dejando la puerta abierta y me puse mi camiseta larga, y oí a Mateo cerrar la puerta. Me dejé caer boca abajo en la cama cansada.

- Cachorrito quiero dormir, ven acá- Oí como venía hacia mí y me giré para verle la cara, el venía tranquilo y levanté una ceja- ¿Así debes ir aquí?

Se dejó caer en el suelo y se dirigió a cuatro patas hasta quedar junto a mi cama. Le acaricié la cabeza, la mejilla hasta llegar a la barbilla y levantársela.

- ¿Quieres algo?- Le pregunté en un tono bajo.

- Quiero estar con mi ama- Susurró y yo sonreí.

- ¿Quieres acurrucarte en la cama conmigo?- Él asintió- A la cama no se puede subir vestido.

Mateo comenzó a quitarse la ropa hasta quedar en calzoncillos. 

- Dame tu cinturón- Le ordené mientras me sentaba en la cama, él, sin dudarlo, me lo dio.  

Se lo puse al rededor de su cuello y, muy despacio, fui apretándolo al rededor de su cuello hasta  que la hebilla tocó su piel.

- No hay correa así que toca ponerte esto- Susurré cerca de su oreja. Tiré de el y lo tumbé junto a mí.

Podía notar como se estaba empezando a excitar y, no lo voy a negar, yo también. Le tumbé boca arriba y me puse sobre su cintura, debajo de la camiseta no llevaba nada y él, encima de los calzoncillos, tampoco. Sonreí y pasé mi mano libre por su pecho, estaba bien definido y muy suave. Moví un poco mis caderas y sus manos fueron a acariciar mis piernas.

- Eh, quieto- Golpee su mano y él las levantó- Buen chico, no me hagas atarte- Tiré del cinturón y acerqué su cara a la mía, mis labios estaban rozando los suyos y él babeaba por besarme.

Al final le besé de forma brusca, sus labios se movían intentando acompasarse a los míos mientras mi mano libre le recorría todo el cuerpo. Recordé cada uno de los límites que nos pusimos para no equivocarme, recordé las escenas en el local y de todas las investigaciones que fui haciendo. Si era el momento de iniciarme debía de ser el momento correcto. 

Le dejé tumbado en la cama y desaparecí en el baño. Me recogí el pelo, me lavé algo la cara y respiré, iniciemos...

Volví a la cama y Mateo seguía igual que lo dejé, me crucé de brazos y le miré seria.

- ¿Cuándo tu ama se levanta puedes estar tumbado en la cama? eso no es ser un buen perro.

Vi como se levantaba y se quedaba sentado sobre sus pies en el medio de la cama. Me acerqué y senté en el borde de la cama. Pasé mi mano por su mejilla y la golpee (estaba dentro de los límites, "bofetadas o azotes con la mano desnuda se permitían"), después la acaricié y bajé por su cuello tensando el cinturón, arañe su pecho, su abdomen hasta llegar al inicio del calzoncillo donde, tras rozarlo, agarre y apreté suavemente. Mateo cerró los ojos soltando un suspiro ahogado.

- Parece que tienes muchas ganas...- Sonreí y me tumbé boca arriba- Tendrás que pedírmelo bien.

Me quité la camiseta quedándome desnuda, sus ojos me recorrieron entera y se pararon en mis partes. Con un gesto el comprendió lo que quería que hiciera. Se colocó entre mis piernas y metió la cabeza dejando un soplo fresco que me erizó la piel. 

Mío y tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora