Capítulo 17

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La puerta sonó y fui a abrir con media tostada aun en mi boca. Nada más dejar ver algo una pistola estaba clavada en mi frente y me empujaba dentro de la casa... Esto debe de ser una broma...

Lo único que podía ver era el cañón de la pistola temblando en mi frente, las uñas pintadas de rosa chicle estaban sobre el gatillo y sus ojos celestes se clavaron en mí... 

- No entiendo que ocurre, ¿hice algo?- Levanté mis manos mientras caminaba con pasos cortos hacia atrás, ella cerró la puerta y puso sus dos manos sobre el arma.

- Claro que sí, Lisa, siempre haces algo para joderme- Escupió con furia- Primero me separas de quien amaba, me robaste a mi bebe y ahora haces que encierren al único que hace algo por mí. 

Me empujó con el arma y no pude retroceder más, mi espalda daba con una pared.

- No es mi culpa que estés chiflada-Chillé y me llevé un golpe con el arma haciendo que me volviera a sangrar el labio.

- Hija mal criada, ¡no sabes respetar a tu madre!

El arma se movía demasiado y me aterrorizaba que disparara sin percatarse.

- Tu vas a llamar, vas a liberarle y vas a ser buena- Mi madre estaba perdiendo la cabeza, me acercó su móvil con el número ya marcado- ¡Vamos!

Temblando cogí el teléfono y marqué. La comisaría contestó y yo estaba casi muda... El arma seguía moviéndose obligándome a hablar.

- ¿Hola?- La voz del guardia se repetía.

- Perdone, hola.- Murmuré... no quería...

- Buenas, ¿necesita algo?

- Quiero retirar una demanda que hice- Tragué saliva... necesitaba huir en cuanto lo liberaran.

- Claro, dígame sus apellidos y nombres y el porque quiere retirar la demanda.

- Vernel Lonne, Lisa- Susurré- Exageré la demanda y quiero retirarla.

Tras unas cuantas preguntas más del guardia y confirmaciones constantes, aceptaron mi solicitud y colgué. Mi madre sonreía y me quitaba el teléfono, igual que vino se fue...

Caí al suelo de rodillas, mi cuerpo estaba demasiado débil. Mis manos empezaron a temblar, mis ojos se llenaron de lágrimas, el aire se quedaba en mi boca y no podía pasar más, me asfixiaba... Abracé mis rodillas y apoyé mi espalda en la pared. 

Mis manos acariciaban la nuca buscando el sentir bien. Mis uñas se empezaron a clavar en mi piel, escozor, escozor, más, más...

Mi mente estaba demasiado colapsada, sobre la mesa del salón se dejaban ver unas tijeras, las tomé sin dudarlo, su filo marcaba mi piel, pequeñas gotas se podían escapar, su filo frio me cortaba y yo lo observaba.

Desperté de mi bloqueo con el teléfono sonando, dejé que se cortara la llamada para poder hablar por mensaje.

Elías: "Oye... no quiero asustarte pero parece que ese esta libre" 14:24

Lisa: "Lo sé" 14:24

Elías: "Vamos para tu casa, no te preocupes" 14:25

Lisa: "No, estaré bien, no vengáis" 14:25

Elías: "Pero queremos ir" 14:25

Lisa: "NO" 14:26

Dejé el móvil en la mesa y fui al baño a limpiarme. Las marcas en mis muñecas estaban brillando, me puse una gasa y sobre ella una pulsera ancha para ocultarlo, nadie tiene porque saberlo.

Me encerré en el baño y me acurruqué sobre la puerta. El baño no tenía ventanas, la puerta tenía pestillo y alguna arma habría. Cerré los ojos dejando que el sueño me consumiera.

Podía oír golpes en mi puerta pero no saldría, no sabía que hora era pero en ese momento no me importaba... Unos golpes en el baño me asustaron, no contesté, solo me escondí en una de las esquinas tras la puerta por si podían abrirla.

Oía como intentaban forzarla y me asusté, tapé mi cabeza y mis oídos e intenté mantener una respiración calmada. La puerta temblaba y acabó cediendo, me cubrí entera intentando que pasara por una caja o un mueble más. 

Una mano se posó en mí y me cubrí, mi cuerpo temblaba. 

- Venga, tranquila- La voz relajante de Steff me pilló por sorpresa. Levanté los ojos y la abracé, mi cuerpo seguía temblando...- Calma calma...

Steff se sentó junto a mí en el suelo mientras me acariciaba la espalda, mi llanto era descontrolado y no conseguía parar el hipo que empezaba a darme. El teléfono de Steff sonó y, sin dejar de abrazarme, contestó.

- Si, tranquilo, si, si, está bien, no, okey... Hablamos después- Colgó la llamada y dejó el móvil junto a ella. - Venga, vamos a comer algo.

Tiró de mi hacia la cocina y me sentó en una de las sillas en lo que ella buscaba algo para cocinar. Cortó unas patatas y frio unos huevos, sin perderme de vista y diciéndome alguna tontería de vez en cuando.

Dejó el plato frente a mí me empujó a comer. Al coger el tenedor mi mano temblaba, se me resbalaba y no conseguía coger la comida. Oí golpes en la puerta y por inercia me escondí tras la isla de la cocina, Steff me acarició la cabeza y fue hacia la puerta. 

Mi cuerpo estaba completamente alerta, mis uñas se clavaban en mi nuca de nuevo, mis piernas se pegaban en mi pecho y dejé de oír lo que me rodeaba.

Steff volvió y puso su mano frente a mí, estiré mi mano hacia ella pero vi mis uñas llenas de sangre, me había arañado tanto que había atravesado la piel. Steff me agarró la mano y buscó el origen de la sangre, tomó una de las servilletas y me la puso sobre la nuca. La cara de Samuel me asustó cuando apareció, intenté fingir una sonrisa pero solo volvía a llorar. Steff le apartó y tiró de mí de nuevo a la mesa, la comida seguía casi intacta y creo que no podría comerla, mis manos se sentían débiles y torpes.

Elías cogió mi cubierto en lo que miraba con odio el plato de comida, pinchó un poco de patata y huevo, su mano se movía imitando un avión, lo mismo que a un niño pequeño. Abrí un poco mi boca y cuando mi lengua tocó la comida supe que no podía tragarlo... mi garganta estaba cerrada, arcadas llegaban según intentaba masticar...

Corriendo acabé yendo al baño y vomitando, todo lo que yacía en mi estómago desapareció... Volví a caer... Lágrimas iban cayendo de nuevo y sin saber porque solté todo, lo que había pasado horas antes y el miedo que tenía...

Samuel y Elías empezaron a maldecir mientras Steff preguntaba dudas que no entendía. 

- Mírame- Elías puso sus manos en mis hombros intentando que le mirara- eh eh, escucha- Me centré en sus ojos mientras intentaba controlarme-Tienes algún sitio para esconderte- tragué saliva negándome.

- Que se quede en mi casa.- Steff comenzó a revisar su teléfono- Tengo bastante seguridad y mis guardaespaldas pueden estar junto a ella.

Elías asintió y me abrazó para tranquilizarme. Fuimos a mi cuarto y preparé una pequeña maleta con mi ropa, el portátil, el neceser y algún libro. Fui con Steff al coche mientras Elías y Samuel cerraban la casa, Steff comenzó a llamar y a hablar en un idioma diferente, supuse que era francés pero no lo tenía seguro. El camino fue silencioso, Steff estaba atenta al móvil  y a la carretera y no quería distraerla.

Llegamos a su casa, bueno, no a la que conocía, esta estaba custodiada por varios guardias y una verja de metal. 

- ¿Dónde estamos?- Miré el gran terreno, el personal y los guardias.

- Es la casa de mi familia- Steff comenzó a aparcar el coche con cuidado entre muchos más.

- Pero... ¿A que os dedicáis?- Steff solo rio y me invitó a bajar.

- Un pequeño secreto no mata a nadie- Guiñó su ojo.

Mío y tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora