Capítulo 11

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Cuando llegué al local fui directa con Steff, ella sonrió al verme y tiró de mi hacia una de las barras mientras sacaba un papel de su escote.

- Si estas de acuerdo aquí esta el contrato, es de un día pero se podría ampliar si nos gusta a todos- Su sonrisa era de ilusión y perversión.

- Si me sigues comiendo ahora no podrás después- Reí mientras revisaba el papel.

- Tranquila, al final me suplicaras que te coma- Me mordí el labio y la miré de reojo.

- Aun no firme hermosa- Le mostré el papel con la firma suya y la del desconocido.

- Jo- Sus dedos recorrieron mi nuca y sentí un escalofrío por mi espalda- Creía que tendrías las mismas ganas que nosotros...

Me ponía su voz y cuando acabé de leerlo lo firme, la única condición que no conocía o que no me habían dicho era que no se podía decir nada a nadie sobre esa sesión. Le devolví el papel y su rostro se llenó de perversión, cuando íbamos a seguir hablando se nos avisó que los clientes ya entrarían.

La noche fue más picante de lo normal, Steff chocaba conmigo de vez en cuando y me susurraba alguna cosa junto algún roce en mi cuerpo...

Cuando acabó la noche estaba más agotada que ningún otro día. Steff se ofreció a llevarme pero me negué con la escusa que había quedado esa noche. En realidad no era falso, pero no podía decir que que me iba con el jefe a la cama.

Mateo tardó bastante siendo el último en salir.

- ¿Piensas tardar más?- Me quejé cruzando los brazos.

- Creía que te irías con Steff, la he visto muy cercana a ti hoy- Pasó por mi lado molesto.

- No me digas que tienes celos- Le sujeté del brazo y le obligué a mirarme- En ninguna clausula del contrato me impides estar con otras personas, es más, pone que no es más que sesiones sin sentimiento- Vi como se mordía el labio molesto.- No puedes ni cumplir tus propias reglas.

Enfadada e ignorando cuando me llamó, salí del local. La noche era bastante fría pero con el enfado que llevaba el frio no era nada. Pateaba todo lo que hubiera por el suelo, si algún borracho me piropeaba le mandaba a la mierda, si alguien se acercaba a mí le golpeaba, solo intentaba desahogarme.

En el contrato no nos restringía como pareja monógama ya que era un secreto. Llegué a casa y, tirando toda la ropa, me metí en la ducha. El agua calmaba todo mi cuerpo y me liberaba la mente. Pasé bastante tiempo en la ducha, tanto que mi piel ya se ponía roja del calor. Me enrollé una toalla y fui a recoger el móvil. Ignoré las llamadas de Mateo y fui directamente al contacto de Steff. Tras el tercer toque me respondió.

- Hola pequeña princesa, ¿Ya tienes día?- Podía oír ruido por detrás pero ni pregunté.

- El día más cercano- Hubo un silencio que se cortó con su risa.

- Me has alegrado, gracias a ti mi sumiso tendrá un premio hoy. Agradécela ¿no?- Pude escuchar un murmullo por detrás- Mañana te recojo a las cuatro, tengo que vestirte a mi manera.

Con eso colgó. 

Me preparé un poco de leche y una tostada, silencié el móvil para ignorar los mensajes y, con música de fondo, me acomodé en la cama y me dediqué a descansar.

LA mañana llegó y yo acababa de cerrar los ojos. La luz entraba por la ventana y revisé el teléfono, solo leí el último mensaje de Mateo.

Mateo: "Estoy en la puerta, ábreme y hablemos, fue error mío." 5:15

No creo que haya sido tan estúpido ¿no? 

Eran las diez de la mañana, debía haberse ido, pero por curiosidad fui a la puerta poniéndome la camiseta de pijama. Me asomé a la mirilla y pude verle apoyado en la pared abrazado a si mismo. Era el más estúpido que conocía.

Mío y tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora