Mi cuerpo temblaba mucho y Elías se puso junto a mí.
- Elías, ¿Puedes quedarte con ella en lo que trabajo?, luego vengo yo si eso- Samuel estaba sin camiseta frente a nosotros colocándose los vaqueros.
- Sin problema- Elías me miraba preocupado.
Samuel se acercó y dio un pico a Elías, eso me sacó una pequeña sonrisa. Recordé el contrato y agarré a Samuel.
- Puedes darle eso a Steff, es suyo- Susurré señalando el sobre sobre la mesa.
Samuel asintió y lo cogió antes de irse.
Elías me llevó al salón mientras cambiaba las sábanas llenas de sangre. Me preparó un pure el cual me obligó a comer como si fuera un bebe, poco a poco volvía a sonreír.
Me acurruqué en el hombro y me relajé, me sentía protegida.
- ¿Puedo comentarte algo, Lis?- Le miré desde su pecho asintiendo.- Samuel me ha contado algo... raro la verdad y no se si lo llevaría bien...- Hizo una pausa y le invité a seguir- Me dijo que le gusta el sexo de una forma diferente... la verdad, no me gusta lo que me ha explicado y me a asustado...
- Le gusta el BDSM ¿no?- Él asintió y me puse erguida- Y tu no quieres probarlo ¿no?- Volvió a asentir- ¿Y que quieres hacer?
- Me ha dicho que si quiero podemos tener una relación pero el tendrá sus amantes que le gustan... No se Lis, me hace sentir incómodo.
- Es su forma de disfrutar Elías, debes de comprenderlo.
- Lo se... Pero ¿Me dejará por no querer entrar en su juego?- Se le veía nervioso.
- Eso tendrías que hablarlo con él, yo no puedo hacer nada, solo estar.
Elías se inclinó hacia delante agotado.
Cuando Samuel llegó Elías y yo estábamos tumbados en el sofá, me percaté que seguía vestida con la camisa de Samuel, la cual me llegaba por mitad de los muslos.
- ¿Te la vas a quedar?- Me rasqué la nuca.- No importa, tengo muchas más.
Elías se fue despidiéndose de mí y le dio un pequeño beso a Samuel, el me miró y cuando se fue se acercó a mí y me dió la vuelta.
- Tengo que revisarte las heridas, quítate la camisa- Ordenó y a regañadientes le obedecí.
- Estas mandón eh, ¿volvemos a hablar del respeto?- Me quejé mientras me quitaba el esparadrapo.
- Si lo estoy, Steff me dijo que vendría en cuanto se cambiara y no querrás que te vea así ¿no?
Sorprendida me giré, él suspiró y me volvió a dar la vuelta. De pronto desapareció y volvió con el botiquín de nuevo.
- ¿Cómo sabias que tenía un botiquín? No se veía a simple vista...- Pregunte curiosa.
- Las marcas de tus brazos, normalmente la gente que lleva muchos años así suele tenerlo para curarse y lo suele esconder detrás del váter.
Miré mis brazos, las cicatrices eran casi transparentes... Se había fijado mucho en mí y eso me empezaba a asustar.
- No creas que te veo mientras duermes, solo he conocido mucha gente así y al final me fijo sin querer- Sopló mis heridas y las volvió a tapar- No puedo hacer nada para que no te quede cicatriz- Maldijo entre dientes.
- No importa... Ya me inventaré algo...
- ¿Algo para explicar porque tienes la palabra FER en tu espalda?
Le miré con cara de pánico, mi cuerpo tembló involuntariamente y posó sus brazos en mis hombros, respiré hondo y fui a mi cuarto. En la habitación no había nada que hiciera sospechar de lo sucedido y era como si no hubiera pasado. Me puse una camiseta amplia y unos pantalones de chándal, limpié de mi pelo los restos de sangre y también del cuello y cara. Mi labio se había hinchado y tenía un pequeño corte, lo cubrí un poco con base y algo de brillo.
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Mío y tuya
Teen FictionUna vida monótona nunca fue lo suyo, siempre prefería encontrar diversión aunque hasta de eso se cansó. Ahí conoció un nuevo local, uno que nunca había existido en esa ciudad y sin lugar a dudas ella irá. Un mundo nuevo se abrió en sus ojos, sin sab...