Capítulo 14

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Mi cuerpo temblaba mucho y Elías se puso junto a mí.

- Elías, ¿Puedes quedarte con ella en lo que trabajo?, luego vengo yo si eso- Samuel estaba sin camiseta frente a nosotros colocándose los vaqueros.

- Sin problema- Elías me miraba preocupado. 

Samuel se acercó y dio un pico a Elías, eso me sacó una pequeña sonrisa. Recordé el contrato y agarré a Samuel.

- Puedes darle eso a Steff, es suyo- Susurré señalando el sobre sobre la mesa.

Samuel asintió y lo cogió antes de irse. 

Elías me llevó al salón mientras cambiaba las sábanas llenas de sangre. Me preparó un pure el cual me obligó a comer como si fuera un bebe, poco a poco volvía a sonreír.

Me acurruqué en el hombro y me relajé, me sentía protegida.

- ¿Puedo comentarte algo, Lis?- Le miré desde su pecho asintiendo.- Samuel me ha contado algo... raro la verdad y no se si lo llevaría bien...- Hizo una pausa y le invité a seguir- Me dijo que le gusta el sexo de una forma diferente... la verdad, no me gusta lo que me ha explicado y me a asustado...

- Le gusta el BDSM ¿no?- Él asintió y me puse erguida- Y tu no quieres probarlo ¿no?- Volvió a asentir- ¿Y que quieres hacer?

- Me ha dicho que si quiero podemos tener una relación pero el tendrá sus amantes que le gustan... No se Lis, me hace sentir incómodo.

- Es su forma de disfrutar Elías, debes de comprenderlo.

- Lo se... Pero ¿Me dejará por no querer entrar en su juego?- Se le veía nervioso.

- Eso tendrías que hablarlo con él, yo no puedo hacer nada, solo estar.

Elías se inclinó hacia delante agotado.

Cuando Samuel llegó Elías y yo estábamos tumbados en el sofá, me percaté que seguía vestida con la camisa de Samuel, la cual me llegaba por mitad de los muslos.

- ¿Te la vas a quedar?- Me rasqué la nuca.- No importa, tengo muchas más.

Elías se fue despidiéndose de mí y le dio un pequeño beso a Samuel, el me miró y cuando se fue se acercó a mí y me dió la vuelta.

- Tengo que revisarte las heridas, quítate la camisa- Ordenó y a regañadientes le obedecí.

- Estas mandón eh, ¿volvemos a hablar del respeto?- Me quejé mientras me quitaba el esparadrapo.

- Si lo estoy, Steff me dijo que vendría en cuanto se cambiara y no querrás que te vea así ¿no?

Sorprendida me giré, él suspiró y me volvió a dar la vuelta. De pronto desapareció y volvió con el botiquín de nuevo.

- ¿Cómo sabias que tenía un botiquín? No se veía a simple vista...- Pregunte curiosa.

- Las marcas de tus brazos, normalmente la gente que lleva muchos años así suele tenerlo para curarse y lo suele esconder detrás del váter.

Miré mis brazos, las cicatrices eran casi transparentes... Se había fijado mucho en mí y eso me empezaba a asustar.

- No creas que te veo mientras duermes, solo he conocido mucha gente así y al final me fijo sin querer- Sopló mis heridas y las volvió a tapar- No puedo hacer nada para que no te quede cicatriz- Maldijo entre dientes.

- No importa... Ya me inventaré algo...

- ¿Algo para explicar porque tienes la palabra FER en tu espalda?

Le miré con cara de pánico, mi cuerpo tembló involuntariamente y posó sus brazos en mis hombros, respiré hondo y fui a mi cuarto. En la habitación no había nada que hiciera sospechar de lo sucedido y era como si no hubiera pasado. Me puse una camiseta amplia y unos pantalones de chándal, limpié de mi pelo los restos de sangre y también del cuello y cara. Mi labio se había hinchado y tenía un pequeño corte, lo cubrí un poco con base y algo de brillo.

Mío y tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora