Capítulo 16

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- Empezamos flojo, de vez en cuando te diré para subirlo. Con eso volví a esconder la pantalla y, al maldecirle, el vibrador se movió y mis piernas tiritaron. - Te enseñaré a respetarme, por las buenas o las malas.

Tragué saliva. Me puse el abrigo aun temiendo que pulsara el botón en cuanto me despistara, los calambres continuos se sentían como pellizcos constantes, acabas aguantando bien.

Llegamos al local y todo iba normal, es decir, clientes llegaban, algunos piropeaban otros ignoraban... de todo había. De pronto lo sentí vibrar, mis piernas se doblaron por un segundo y me tuve que sujetar en la barra. Junto a una de las mesas estaba Samuel sonriendo y marcó, con el dedo índice, hacia arriba. Negué con la cabeza y el subió la intensidad del vibrador y mi cara de odio no podía disimularse.

- ¿Todo bien?- Mateo acababa de llegar a la barra y, con la mejor sonrisa asentí.

- ¿Quieres algo?- Pregunté mientras me agachaba y, con disimulo, sacaba la pantalla y subía uno de intensidad. Los calambres aumentaban bastante para ser solo uno.

- Si, lo de siempre- Mateo intentaba hablar bien, sabía que se esforzaba así que iba a ser amable.

Le serví y charle con el hasta que llegó otro cliente.

Cada hora que pasaba iba a peor, sentía mi cuerpo temblar y la intensidad estaba casi al máximo... y por no decir que el vibrador paraba y empezaba cuando le apetecía. Al acabar la noche estaba a punto de desmayarme. Me dejé caer (de lo cual obviamente me arrepentí al instante) en uno de los sillones, Steff se acercó y se sentó junto a mí.

- ¿Qué ocurre? estas sudando a chorros- Rio mientras se acomodaba.

- Nada, solo estoy algo cansada.- (Regla número 8: Lo que se haga queda entre dom y sum).

Samuel llegó a donde nosotras y levantó una ceja, esperando que dijera algo. Sonreí y salude con la mano. Su cara cambio a una maligna pero se quedó ahí, no me torturó más.

- ¿Te vas con ella?- Steff preguntó curiosa.

- Si, durante un tiempo creo que estaré en su casa...- Su comentario empezaba a dar miedo...

- Como quieras- Se levantó y se fue hacia la calle- Tener cuidado que no empiecen los rumores...

- ¿Rumores de qué?- Mateo acababa de salir del baño y nos observó molesto.- ¿Ha pasado algo?- Miró directamente a Samuel.

- No, tranquilo- Samuel le tranquilizó- Voy a llevar a Esmeralda a casa, no se encuentra bien.

Esa escusa logró calmar el genio de Mateo. Fui al coche de Samuel y cuando el motor rugió y nos pusimos en marcha me sentí libre de expulsar un gemido. Samuel sonreía disimuladamente mientras yo intentaba lucir más calmada.

- Una pregunta Lis- Intentaba centrarme en lo que fuera a decirme pero era difícil, aunque me dio un golpe de realidad- Has tenido algo con Mateo ¿no?

Me estiré intentando negarlo pero sabía que no me creería así que asentí mientras apoyaba mi cabeza en el cristal congelado.

- Supongo que ya lo has visto posesivo y por eso está así contigo- Asentí y él suspiró- Él es una increíble persona pero también es muy posesivo y celoso... Ha tenido varios problemas con eso e intenta controlarse, procura no estar con otros hombres frente a él.

- Pues estoy contigo- Moví mis hombros y él rio.

- Conmigo no se enfrenta, no hay problema.

Aparcó fuera de mi casa y no pude ni bajar del coche. Mis piernas temblaban y acababa tropezando cada dos pasos por lo que Samuel me acabó cargando en vez de quitarme toda la mierda que sentía.

Mío y tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora