Extrañas sensaciones

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¡Hola a todos! 

Soy PétaloVJ (mismo nombre en AO3, Fanfiction y Twitter). Bienvenidos a El hilo rojo, historia bakudeku ya terminada que espero que disfrutéis mucho. 

La empecé a escribir en Fanfiction y AO3, y finalmente decidí meterla aquí también. Como he visto que últimamente está gustando bastante, os animo a compartirla, comentarla y darle like (si es que os gusta, claro). Me ayudáis mucho a que se conozca un poco más. 

¡Gracias y disfrutad!

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El cielo nocturno de Shinjuku se iluminó una noche más con una gran explosión mientras una figura sobrevolaba los altos edificios comerciales. Las sirenas de los coches patrulla resonaban en el silencio de la madrugada. Katsuki descendió a tierra, frenando la caída con sendas explosiones de sus manos, y sopesó el peso del botín que contenía la bolsa que agarraba con la mano derecha. Se echó el peso a la espalda y caminó relajado por un oscuro callejón introduciendo la mano izquierda en uno de los bolsillos de sus pantalones.

A lo lejos, aún podían oírse los gritos de la policía y de los bomberos, que seguramente en ese momento luchaban por apagar el fuego que había provocado en el banco para despistar. Mostró una sonrisa torcida. Esos torpes jamás podrían atraparlo. Era demasiado rápido para ellos y siempre terminaba dándoles esquinazo. Ni siquiera esos estúpidos héroes eran capaces de hacerle frente.

—Tch... Extras —murmuró.

Pateó una lata que rebotó varias veces hasta chocar con un cubo de basura. Una rata salió de él como alma que lleva el diablo y se introdujo en una alcantarilla cercana. Rio. Ni siquiera esos repulsivos animales se atrevían a interponerse en su camino. Empezaba a preguntarse si realmente habría alguien capaz de enfrentarse a él sin hacer el ridículo.

Salió del callejón hacia una avenida principal asegurándose previamente de que no hubiera ninguna patrulla cerca y caminó calle abajo. Miró su reloj de pulsera para comprobar que era su hora preferida: las tres y media de la madrugada. A esa hora podía caminar tranquilamente por la calle sin tener que estar emprendiéndola a empujones contra unos y otros para que lo dejaran pasar. Shinjuku siempre había sido una ciudad bastante masificada, pero desde que algunos de los mejores héroes del país se habían instalado allí, el turismo había aumentado considerablemente. La gente llegaba en masa con la esperanza de contemplar a algunos de los mayores héroes de Japón en plena acción.

Volvió a sonreír. Lo que no sabía esa gente era que la mayoría de esos idiotas habían sido enviados allí por él. La policía se había visto incapaz de capturarlo a pesar de que había sido el causante de numerosos robos y altercados en la ciudad. Desbordada, había decidido pedir la colaboración de héroes muy bien clasificados en el ranking, esperando que estos fueran de ayuda. Desafortunadamente para ellos, no lo habían sido. Saltaba a la vista: él seguía libre, caminando por las calles a su antojo.

Estaba a punto de girar en una esquina cuando escuchó un ruido a su espalda. Miró con curiosidad por encima del hombro. A unos pasos de él se encontraba un enmascarado de complexión aparentemente fuerte y estatura media. Otro de esos patéticos héroes con sus también patéticos disfraces.

—¿Eres Bakugo Katsuki? —preguntó el héroe.

A juzgar por su voz, que sonaba amortiguada por el protector metálico que le rodeaba la boca, Katsuki podría haber asegurado que era joven, posiblemente de una edad parecida a la suya. A través de la capucha que parecía simular unas especies de extrañas orejas vislumbró unos brillantes ojos verdes.

El hilo rojo (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora