Otra vez. Otra maldita vez había soñado con Deku. Una vez más, lo había tendido en su cama y se había deshecho de sus prendas una por una hasta dejarlo completamente desnudo. Había sido un sueño tan real que, después de despertar, todavía podía sentir el olor que desprendían sus rizos o el aterciopelado tacto de su piel. Podía sentir el vello de sus brazos erizándose con cada una de sus caricias, y podía oír cada uno de los gemidos que le había sacado con todo tipo de besos, roces y mordiscos.
¿Cómo? ¿Cómo podía parar esos sueños que le dejaban tan mal sabor de boca al despertarse por la mañana y descubrir que nada de eso era real? Lo único que le provocaban esas imágenes era frustración. Frustración y unas dolorosas erecciones que tenía que aliviar por sí mismo.
Hacía más de un mes que no mantenía relaciones con nadie y su cuerpo, acostumbrado a un ritmo sexual bastante frenético, estaba empezando a reclamarle. Para colmo, tenía que ver cada día a Deku y refrenar sus ansias de repetir lo ocurrido unas noches atrás en el sofá de la sala de cine. La voz de esa mujer no dejaba de atormentarlo cada vez que pensaba en acercarse a él. «No le hagas daño a Deku. Le vas a romper el corazón» eran palabras que se repetían en su cabeza una y otra vez. Y él estaba haciendo su mayor esfuerzo por ponerle una mano encima, pero entonces llegaba la noche y el joven de ojos verdes volvía a aparecer en sus fantasías con su intensa mirada y su cuerpo desnudo.
Tenía que acabar de raíz con ese problema y la solución era más sencilla de lo que le hubiera gustado admitir: necesitaba sexo. Una noche de desenfreno en la que descargara todas sus tensiones y su deseo sexual. Quizás así se calmaría un poco y dejaría de soñar con el héroe que en esos momentos debía estar durmiendo en la habitación contigua.
Era una solución sencilla, sí, y no era la primera vez que "salía de caza" y volvía con una preciosa mujer o un hombre de cuerpo escultural con el que desahogarse durante unas horas para después no volverlos a ver en la vida. Y sin embargo, la sola idea de traerse a un desconocido a casa y meterlo en su cama en esos momentos le resultaba algo desagradable. Pero, ¿qué más podía hacer? Tenía que quitarse a Deku de la cabeza. Sería lo mejor para los dos. Al fin y al cabo, ese chico se merecía algo mejor que un cabrón como él y tarde o temprano lo encontraría. Alguien con una vida más fácil, posiblemente también un héroe. Alguien que le tratara con delicadeza y que no se metiera con él cada vez que tuviera la oportunidad. Alguien que lo llamara "mi amor" o "cariño" en vez de "nerd de mierda" o "idiota".
Se dio la vuelta en la cama e intentó conciliar el sueño una vez más, pero la imagen de Deku con alguien más le revolvió el estómago. Apretó los labios y decidió que al día siguiente volvería a salir de caza. Necesitaba quitarse a ese nerd de la cabeza de forma urgente.
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—Esta noche voy a salir —fue lo primero que dijo Katsuki cuando se sentaron a desayunar.
Izuku levantó la mirada de su plato con curiosidad.
—¿A dónde irás? —le preguntó.
—Voy a ir a un pub que hay en el pueblo.
—Oh... ¿y... vas a ir tú solo?
Katsuki se encogió de hombros.
—Puedes venir si quieres, pero no podré prestarte atención. Voy a... —pareció dudar durante unos instantes, pero finalmente se aclaró la garganta y soltó—: quiero buscar a alguien para follar.
Y ya estaba. No dio más explicaciones. Una oración simple, sin rodeos, e Izuku sintió como si le dispararan una flecha directa al corazón y se lo destrozaran en mil pedazos. Al principio pensó que no había oído bien, pero Katsuki no le miraba a los ojos. Se centraba en remover la comida de su plato de forma aparentemente distraída. Tragó saliva e intentó que no le temblara la voz.
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El hilo rojo (Bakudeku)
FanfictionBakugo Katsuki es el criminal más temido y a la vez escurridizo de Shinjuku. Trabaja bajo las órdenes de Arata, el yakuza más poderoso de todo Japón. Hasta el momento, ningún héroe ha sido capaz de vencerlo y atraparlo. Cuando Deku, un héroe profesi...