Futuro marido

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Capítulo 20: Futuro marido

Tres semanas más tarde se celebraron los primeros juicios contra la banda de Arata. Desgraciadamente, Katsuki y su grupo tuvo que sentarse en la parte de los acusados. La UA había pagado para ellos los mejores abogados: se sentían ciertamente responsables por no haber podido proteger a sus antiguos alumnos cuando estaban a apenas un paso de convertirse en héroes profesionales.

Todos ellos pasaron por el estrado para dar su versión de los hechos. Explicaron detalladamente la vida que habían llevado junto a Arata después de que les borrara a todos la memoria y los separara de sus familias y amigos. Aseguraron que no habían tenido más opción que seguir las órdenes que aquel peligrosísimo yakuza, puesto que no tenían donde acudir.

Sus profesores también salieron como testigos y hablaron del día que la banda de Arata había aparecido en la UA y había secuestrado a varios de sus alumnos. Pero, sin duda, el que más se explayó en su declaración fue Izuku. Defendió a su pareja y a sus amigos con uñas y dientes, explicando todo lo acontecido. Esperaba que su influencia como uno de los mejores héroes del país sirviera para algo.

El juicio se alargó durante varios meses. Cada cierto tiempo, los implicados volvían a ser llamados para declarar. Por el estrado pasaron todos los detenidos que pertenecían a la banda de Arata y que se encontraban en prisión provisional.

Por suerte, los abogados habían conseguido un trato diferente para Katsuki y los demás. Se encontrarían en libertad vigilada. Tendría que ir todos los días a firmar a los juzgados para asegurarse de que no salieran de la ciudad bajo ningún concepto y se les retiraría el pasaporte. Fue un proceso muy cansado, que no se definió hasta meses más tarde. Los abogados de Katsuki incluso habían llevado a declarar al chico al que habían salvado la vida del derrumbe del edificio, así como a la madre y a la hija que habían retenido el día que habían pedido a la policía que Deku se presentara ante ellos.

—No nos hicieron ningún daño —dijo la madre—. Estábamos un poco asustadas, pero aseguraron que no nos tocarían y así fue.

—Ellos me salvaron —explicó el niño del edificio—. Sobre todo el chico de pelo rubio. Me sacó del edificio arriesgando su propia vida. Les estoy muy agradecido.

Aun así, la declaración que definió el juicio fue la de Yukio. Se sentó frente al juez que debía dictar sentencia acusado de pertenencia a organización criminal y de asesinato. Hasta ese momento, el juez se había mostrado escéptico con respecto a las declaraciones de Katsuki y los demás, puesto que todas las acusaciones se vertían sobre alguien que no podía desmentirlas y defenderse. Arata ya no existía, y eso complicaba sobremanera el juicio.

Sin embargo, las palabras de Yukio dieron un vuelco al caso.

—Todo lo que se ha dicho hoy en esta sala es verdad, señoría. Yo, como mano derecha de Arata, fui testigo de cómo esos chicos fueron secuestrados cuando apenas eran unos adolescentes menores de edad. Arata les borró por completo la memoria y los obligó a trabajar para él bajo amenazas y coacciones. Esos chicos estaban destinados a ser héroes, y Arata les robó todo: sus sueños, su futuro y su familia. —Hizo una pequeña pausa y cogió aire, intentando que la ira no lo embargara—. Arata ha destrozado la vida de muchas personas, incluida la mía. Por eso lo maté. Yo maté a Arata. Y no me arrepiento de nada.

El abogado de Katsuki se levantó entonces y dirigió su voz hacia el juez.

—Ya lo ha escuchado, señor juez. Hasta los propios miembros de la banda aceptan lo que ese hombre hacía en vida. Mis defendidos no son más que víctimas de su red de crímenes y maldad. ¿Cómo podría el Estado castigar a unos chicos a los que no fue capaz de proteger en su momento? ¡Estos muchachos eran menores cuando fueron secuestrados! ¿Quién se va a hacerse responsable de los años que han estado alejados de sus familias y de todo el sufrimiento por el que han pasado?

El hilo rojo (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora