Nos encontrábamos en el restaurante del pequeño hotel esperando por nuestro desayuno, la atención al cliente era buena, el ambiente era cálido. Una mañana demasiado tranquila, el canto de los pájaros mañaneros lograba deleitar mi oído. Hace tanto no sentía tanta calma.
Recuerdo como mi vida era hace apenas unos meses, cinco para ser exacta; fiestas, alcohol y mucho sexo con diferentes personas de las que apenas me acuerdo, entre ellas incluido Ethan, aquel rubio con el que viví momentos muy buenos y especiales de los cuales en la mayoría no me arrepiento, aquel chico que consideré un gran amigo pero que en menos de lo que imaginé se convirtió en un desconocido. Gracias a él y a Abby entendí que no importa cuanto tiempo pases junto alguien, nunca llegas a conocer a una persona en su totalidad.
Abby quién al principio deseaba algo bonito entre Ethan o cualquier otro chico que se cruzará conmigo, al final no se alegró, solo se alejo de mi.
Cuanta mierda en tan poco tiempo.
Sam se estaba frotando sus brazos con las manos, intentando obtener un poco de calor debido a que el clima estaba frio y no había traído abrigo alguno, quise prestarle mi bléiser pero lo dejé en la habitación con el resto de nuestras cosas.
Solo podía admirarlo, y detallarlo como siempre. Sus brazos pálidos, largos y definidos casi se veían morados a causa del frío, todo el bello que los cubría estaba erizado. Sus codos y los nudillos de sus manos se veían de un rosa oscuro, mis ojos lo recorrieron hasta su rostro, hasta aquel lunar característico debajo de su ojo derecho o a aquel en medio de su mejilla izquierda, sus labios definidos, rosados y carnosos que fácilmente son tu perdición, o aquel oyuelo que aparece en su mejilla con la más mínima sonrisa o gesto. Sus cejas pobladas y cafés que adornan perfectamente su rostro, y ni hablar de sus ojos, rasgados de una manera sorprendentemente perfecta, de un color café oscuro y con aquel brillo que los hace tan únicos. Su cabello rubio claro teñido que apenas deja ver el color natural en la raíz de un negro puro, el largo del mismo era hasta su nuca, liso y hermoso. Mi chico era realmente hermoso.-Cariño -miró por debajo de la mesa y segundos después volvió a posar su vista en mi -tus piernas se ven un poco moradas.
-No te preocupes -sonreí- tú eres quién parece que va a morir de hipotermia.
-Si, tal vez. -suspiró- Necesito un café con urgencia.
Mire a mi alrededor y luego fije la vista en la cocina, algunos meseros se encontraban atendiendo a otros huéspedes, el lugar no estaba muy concurrido, éramos contadas las personas en el lugar.
-Seguro y ya traen nuestra comida, aguanta un poco más Sam. -Puse mi mano sobre la mesa y empecé a repiquetear los dedos en esta.
Entonces fue cuando empecé a dudar un poco.
Me inquietaba que mi rubio no fuera la persona que me mostraba ser, me aterraba de hecho, el solo pensar que en realidad solo juega conmigo o que solo finge. Dos personas importantes para mi siempre fingieron o al menos me mostraron su verdadero rostro desde que Sam llegó a mi vida.
Abby, se ha acostado con Ethan tal vez desde hace mucho tiempo y solo fingió ser mi amiga por él, le confié mi vida entera, los sucesos mas dolorosos para mi y todo fue en vano porque no fui mas que un juego para ella.
O eso crees.
Ethan, un chico desinteresado y guapo, me mostró su lado agresivo y posesivo apenas llegó Sam, era como si hubiera sabido que él seria el tipo de chico con el que lo cambiaría, pero no fue así, jamás lo cambie o reemplacé porque jamás lo consideré mío, ni a él ni a nadie, ni siquiera a Sam.
-¿Estas bien Hebe? Te noto un poco ida.
Mordí mi labio inferior, nerviosa. Asentí para él y me esforcé en sonreírle. Sentía amargura, sentía que algo no marchaba bien, un sentimiento tan inquietante que un escalofrió me recorrió el cuerpo entero, ver a Sam causó que se me formará un nudo en la garganta, pero ¿porque? ¿Acaso hay algo que no me ha dicho? ¿Por qué me siento tan temerosa por él?
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Todo Por Tenerte [COMPLETA]
Teen FictionPara Hebe Miller la vida nunca fue tan complicada, se basaba en una repetitiva rutina; ir a la universidad, volver a casa, salir con sus amigos los fines de semana, salir a fiestas y enredarse con uno que otro chico siempre que podía; cenas familiar...