15 de Octubre.
5:00 am.
Estaba sentada frente a mí tocador. Mi reflejo en el espejo mostraba a una Hebe aterrada y cansada.
No me sentía preparada en lo absoluto para lo que se avecinaba en unas horas, tantas personas, tanta presión.
Estaba claro, hoy daría por finalizado mi compromiso con Ethan, pero era tanta la ansiedad en mi que ni dormir a gusto había podido. Sam me lo había advertido al traerme de camino a casa. Incluso yo ya lo sabía, esto no sería fácil.
Me levanté y caminé en dirección a mi closet, cada paso que daba se sentía pesado y abrumador. No quería hacer esto, pero no había de otra.
Saque aquel vestido muy bien guardado del closet y lo puse sobre la cama, era bonito por supuesto, pero no era mi estilo. Era de terciopelo puro, de color dorado con escote de corazón, era largo y holgado, muy caro para solo usarse una vez.
Solté un pesado suspiro. Sabía que todo esto por más difícil que fuera valdría la pena. Quería llorar, me sentía como una completa imbecil por no intentar acabar con todo esto antes, por no ser lo suficientemente valiente para enfrentarme a Lily antes, pero ahora, justo ahora no podía arrepentirme por lo que no hice en el pasado, al contrario; debía asumir con toda la responsabilidad posible lo que se vendría justo después de terminar el compromiso.
—Dios...esta demasiado temprano —vi la hora en el reloj del tocador.
Mire hacía la esquina de mi cama y sonreí, London parecía dormir muy plácidamente.
Sin duda me gustaría ser ella por un momento.
Salí de la habitación, papá y Lily no estaban en casa desde ayer justamente por los últimos preparativos de la fiesta de compromiso. Caminé hasta detenerme frente a la puerta de la habitación de Marshall, toque al menos cinco veces hasta que su tono de voz enojado se escuchó.
—¡¿Qué es lo que quieres?!
—¿P-podemos hablar Shallie?
Silencio.
Después la puerta se abrió frente a mí, permitiéndome encontrarme con un Marshall enojado por interrumpir sus horas de sueño. Estar de mal genio era algo tan normal en él que ya hasta me había acostumbrado.
—Son las cinco de la mañana Hebe ¿Porque estas despierta a esta hora? Deberías descansar más, será un día pesado para todos nosotros y aun más para ti.
—¿Puedo intentar dormir un poco contigo? Me siento realmente sola ahora.
Puso los ojos en blanco y me abrió paso para que siguiera al interior de su cuarto. Cerró la puerta detrás de nosotros y se acostó en la cama.
—¿Qué esperas? Acuéstate.
Asentí y me posicione justo a su lado. Marshall solía dormir junto a mi cuando estaba más pequeña, ya que tenía frecuentes pesadillas, él siempre logró calmarme. Hoy quería revivir aquellos momentos, sin importar la edad que tuviéramos o los años que pasarán, Marshall siempre estaría allí para resguardarme, eso fue lo que me prometió años atrás.
—Yo no pedí esto Marshall, yo no quería comprometerme.
—Lo sé, también sé que quieres estar con Sam. Las cosas se han salido de nuestras manos.
—Tu querido amigo me abrió los ojos. —Confesé— Debo aceptar que nunca creí que sentiría nada por nadie, él único que creí que lograría eso era Ethan y resultó ser todo lo contrario.
—Pues en algún momento te pasaría, y te aseguro que Sam no será el único chico por el que llegues a sentir algo.
Inspiré y solté el aire segundos después, Agatha me había dicho lo mismo hace mucho tiempo, desde antes de Sam, incluso antes de Ethan:
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Todo Por Tenerte [COMPLETA]
Teen FictionPara Hebe Miller la vida nunca fue tan complicada, se basaba en una repetitiva rutina; ir a la universidad, volver a casa, salir con sus amigos los fines de semana, salir a fiestas y enredarse con uno que otro chico siempre que podía; cenas familiar...