•Capítulo 24: Fuera máscara.

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— ¿Ya me vas a decir que te ocurre? —Katrina frunció el ceño al ver a Miranda enrollada en una cobija. 

—No sé de qué hablas. 

— ¿En serio? Llevas una semana aquí encerrada, tienes la nariz roja, los ojos llorosos y cómo mil pañuelos a tu alrededor ¿Sí quiera te has bañado? 

—Ya te dije que es un maldito resfriado, además ese sexy doctor me mandó a descansar ¿Quién soy yo para contradecirlo? Y en todo caso ¿Qué te ocurre a ti? Llevas 20 meses embarazada. 

—Muy graciosa, de acuerdo no me digas nada, pero yo sé que algo te pasa, me voy, tengo que llevarle tus instrucciones a Luis, nos vemos mañana cielo. 

—Si, sí. Nos vemos. 

Después de que Katrina se fuera se quedó envuelta en una cobija, Louis le había recomendado descansar un par de días y le había hecho caso, no quería volver a sentir un dolor así. 

Se negaba a pensar que Saltzman tenía algo que ver con su humor, él no lo sabía, pero el que la acusara de ser una adicta la había lastimado, jamás en su vida había consumido drogas, su vista se nublo por las lágrimas acumuladas y ni siquiera se atrevía a recordar sus demás palabras, pues esa era la razón de su estado. 

Claro que el maldito resfriado había hecho de las suyas. Se sonó de nuevo la nariz. 

(...)

Anita evitó aventar el plato sobre la tarja, toda esa semana había sido demasiado tensa. 

El radical cambio de humor de su hermano, la desaparición de Miranda y la ausencia de Ryan la tenían con los nervios crispados, incluso estaba segura de haber visto una cana en su cabeza ¡Una jodida cana! 

— ¿Sucede algo? —escuchar la voz de su hermano mayor la hizo enfurecerse y se sintió culpable, ella no tenía derecho a juzgarlo, ellos no lo tenían, Luis se merecía ser feliz y era libre de elegir con quién estar, su ira fue reemplazada por un profundo dolor pues se sentía egoísta.— han estado muy callados estos días ¿Qué pasa? ¿Acaso ya salieron los resultados de la beca? 

—No, deberían salir esta semana. 

— ¿Segura que no es nada? 

—Tranquilo puedes irte. Estaremos bien. 

Cuando llegó a la empresa se sorprendió de ver a Heidi ahí esperándolo. 

—Buenos días, cielo. 

—Hola, no esperaba verte aquí —Heidi se acercó y lo besó. 

—Vine a sorprenderte y a proponerte algo, un pajarito me contó que este fin de semana no necesitas ir a la obra, así que pensé que podríamos ir a Long Beach ¿Qué te parece? Estaríamos de vuelta el domingo. 

—Yo… realmente aprecio la oferta, pero… 

Heidi se separó de él molesta. 

—Dejame adivinar ¿Tus hermanos?, Cuando te des cuenta de que ya no son unos niños y empieces a vivir tu vida, será demasiado tarde, nadie va aceptar ser siempre lo último en tu lista de prioridades. 

La rubia se dió vuelta y se marchó, él por su parte estaba sin palabras incapaz de pensar con claridad, aquella situación era demasiado para él. 

Levantó la mirada y se topó con esos ojos oscuros que tenía varios días sin ver, pero Miranda le dedicó solo unos segundos antes de seguir su camino. 

¿Acaso los había visto besarse? Definitivamente se sentía parte de un drama barato. ¿Qué le pasaba a todo el mundo? ¡Lo estaban volviendo loco! 

(...)

Lo Intrincado del Destino [Saga Tough 4°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora