•Capítulo 7: Recuerdos

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Luis llegó a casa pasadas las diez, después de la junta se había ido directo a la obra.

Acababa de sentarse en el sillón cuando vio a Anita cerrar con cuidado la habitación de huéspedes que estaba en la planta baja.

—¿Cómo está? —su hermana suspiró y se sentó junto a él, antes de abrazarlo

—Un poco mejor, al menos la señora Kate y Victoria logran que coma. Mañana irán a ver a la señora Gabriela.

Luis consoló a su hermana, sí Ryan Sánchez no fuera la clase de chico que era, él jamás habría dejado que se acercara a su hermanita.

—Él estará bien, tranquila.

—Deberías conseguir una novia —soltó Anita de la nada.

—¿Disculpa? —la pelirroja deshizo el abrazo de su hermano y lo miró.

—Lo digo en serio Luis, Carlos y yo ya no somos unos niños y tú sacrificaste mucho por nosotros, necesitas a alguien que te ame y cuide de ti

—Ustedes aún son míos así que no intentes discutir conmigo

—Cabezota —Anita se levantó— iré a ver sí el otro gran cabezota necesita algo.

(...)

Miranda despertó pasada la medianoche, sin pesadillas y sin la terrible migraña, su habitación iluminada por una tenue lámpara de pie.

Traía su andrajoso pijama de siempre.

En ese momento se dio cuenta de lo silenciosa que era su casa, tal vez podría convencer a Joe y ella podría conocer a su sobrino o sobrina cuando naciera.

Sería un bebé hermoso, Joe era guapo y Brianna mucho más con sus delicados rasgos y cabello rubio.

Hijos

Katrina nunca había mencionado que Luis tuviera familia, y era un maldito puto, mira que coquetear con ella mientras una muy hermosa y radiante esposa esperaba por él junto a un par de niños preciosos.

Entonces decidió pensar en Kate, todos sabían sobre Ryan siendo hijo de Thomas, era tan retorcido que pensar en Alice le daba escalofríos.

Estaba preocupada por su amiga, eso la hizo fruncir el ceño ¿Desde cuándo ella veía a Kate cómo una amiga?

Eso la sacó de órbita Kate Jones Holder siempre había sido "su Kate" jamás había dejado de verla de otra manera. Esperaba que el idiota de Thomas no la lastimara, Kate merecía ser más que feliz.

Su cabeza pincho un poco y fue instintivo recordar esas grandes y calidas manos masajeando la suya, ella había estado aterrada de estar en la oscuridad pero podía sentir su cuerpo junto al suyo y sabia que no estaba sola, por lo que el pánico se mantuvo a raya.

Se recostó en su almohada, que de nuevo estaba fresca y sin darse cuenta se quedó profundamente dormida cómo no lo había hecho en muchos días.

Miranda despertó el sábado relajada, se sentía tan bien que decidió que retomaría su rutina de correr por central park, necesitaba quemar calorías, pero el destino le tenía otros planes.

Llevaba cerca de cuarenta y cinco minutos, podía sentir el sudor correr por su espalda

—¡Puta madre! —grito frustrada.

Frente a ella estaba el hombre que al parecer se había propuesto volverla loca.

Luis acababa de terminar de beber de su botella cuando la vio. Un hermosa sonrisa se apodero de su rostro.

Lo Intrincado del Destino [Saga Tough 4°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora