•Capítulo 10: Hospital

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—¿Patrón? —Luis parpadeó antes de mirar al obrero frente a él.

¿Qué sucede López? —había decidió aprender español, muchos de los obreros provenían de familias cuyos padres eran inmigrantes y aunque todos ahí eran legales no habían tenido las misma oportunidades que los nacidos ahí, hablarles en español mejoraba la comunicación con ellos.

Perdone que se lo diga, pero usted anda muy en las nubes ¿Acaso una chamacona lo trae volando? —Luis no pudo evitar sonreír, Miranda Fuller era una distracción de proporciones enormes, la muy pilla lo había evitado, aunque ella dijera lo contrario. Aún recordaba su último encuentro.

Llegó a MT por unos permisos que tenía que llevar a la obra. En cuanto salió del elevador se topó con la pelinegra que no lo dejaba dormir, realmente hubiera creído que no lo vio sino hubiera entrado, como bólido, al baño de hombres.

Eso lo había hecho sonreír y unas enormes ganas de entrar al sanitario se apoderaron de él. Así que lo hizo ¿Quién era él para no satisfacer a su cuerpo?

—¡QUÉ CREES QUE HACES! —chillo en cuanto lo vio entrar al baño y se comenzó a aflojar el cinturón— MAL...

—Es el baño de hombres, dulce. —murmuró divertido pues Miranda se había tapado los ojos con sus manos.

—¡TE ODIO LUIS SALTZMAN! —gritó mientras salía.

¡Eh, muchachos creo que ya hemos perdido al patrón

Las risas a su alrededor lo hicieron regresar a la realidad, sentía las puntas de sus orejas calientes.

Siguieron trabajando normal hasta que un murmullo general se alzó entre los obreros, Luis siguió la dirección de todas sus miradas y se encontró con su jefe.

Mark vestía de traje, era un par de centímetros más bajo y estaba mucho más corpulento, desde que había regresado con su esposa no había día que no fuera feliz.

—Vaya me alegro que la obra vaya tan bien, me atrevería a decir que vamos hasta un poco adelantados.

Luis asintió, había tenido que reajustar todo para poder cumplir con el DAAVER, que sería uno de los proyectos más importantes que desarrollarían.

Mark comenzó a inspeccionar junto con Luis, estaba un poco confundido ya que él rara vez pisaba las obras, de eso se encargaban Katrina y Miranda.

—¿Qué sucede? —pregunto el castaño después de que el rubio lo miró detenidamente por bastante tiempo. Los trabajadores se habían quedado atrás así que estaban solos, estaba seguro que era algo relacionado con Miranda.

—¿Desde hace cuánto nos conocemos? —preguntó Mark aún sin mirarlo

—No lo sé... Carlos era un bebé

—Si, recuerdo cuando lo llevabas a la oficina, al abuelo le encantaba —Luis sonrió a pesar de lo difícil que había sido esa época para él— Anita fue a verme.

Luis lo miró de golpe sin poder creer lo que decía.

—¡¿Qué ella que?! —Mark volvió a mirarlo y a pesar de ser de la misma edad se sintió un tanto regañado, nunca lo había mirado tan serio.

—No puedes culparla está bastante preocupada por tí ¿Todo está bien? Sabes que eres mi amigo, pero también mi mejor trabajador. Sabes qué habría podido ayudarte más pero no me has dejado ¿Qué está sucediendo contigo.

Luis se cruzó de brazos y suspiro, jamás le había gustado verse débil y mucho menos que sus hermanos lo vieran.

—Solo he tenido problemas con los créditos, pero nada que no haya podido solucionar

Lo Intrincado del Destino [Saga Tough 4°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora