•Capítulo 13: Niño.

2.3K 258 68
                                    

Luis acababa de bajarse cuando sus hermanos salieron corriendo de la casa, Anita fue la primera que lo abrazo. 

—¿Por qué no dijiste que te daban el alta? 

—Pues porque…

—¡Miranda! —Carlos se alejó y se acercó de inmediato a la puerta del piloto para ayudarla a bajar del auto— Gracias por traer a Luis ¡Desayuna con nosotros! Anita estaba a punto de preparar todo.

—Yo, no creo que sea lo correcto. 

—¡Claro que sí! ¿Verdad que debe quedarse Luis? 

—Por supuesto, es lo menos que puedo hacer por mi hermosa caballero con su brillante armadura y su noble corcel.

Miranda frunció el ceño ante su referencia sobre la película. Pero se dio cuenta de que tenía a dos hombres con espectaculares ojos mirándola cómo cachorritos inválidos. 

Seguramente Carlos había aprendido esas mañanas del sexy hermano mayor. Miranda frunció el ceño ante sus pensamientos. 

—No vas a poder resistirte, lo digo por experiencia —soltó Anita aún abrazada de Luis. 

Y tenía razón, pues cuando se dio cuenta ya estaba entrando a la casa guiada por el menor de los Saltzman. 

No pudo evitar inspeccionar la casa, era pequeña y estaba limpia, pero había cierto desorden agradable, y bastantes fotos. En el centro estaba la foto de mayor tamaño, pudo reconocer a Luis y sus hermanos muchísimo más jóvenes y los que seguramente eran sus padres, se veían felices. 

El resto de las fotos eran de ellos tres, hasta que se topó con una que llamó su atención, era de Anita, con un chico increíblemente guapo, con unos enormes ojos azules y cabello negro. Ahí se dio cuenta de que habían sido unos imbéciles al no notar el parecido de Ryan Sánchez con Thomas, sí eran como dos gotas de agua. 

—Vaya —soltó captando la atención de los hermanos— No puedo creer que te haya olvidado sí eres absolutamente hermosa. 

Anita la miró confundida, mientras el sonrojo se apoderaba de su rostro. 

—¿Acaso estás coqueteando con mi hermanita? —preguntó Luis. 

—Eh… no, es demasiado pequeña, pero me recuerda a Bianca de joven. El pequeño Sullivan ha de correrse en sus pantalones cada que te ve. 

Silencio fue lo que siguió de sus palabras antes de que Carlos comenzará a reír. Mientras Anita se sonrojaba y la pelinegra sentía sus orejas calientes. 

Luis sonreía pero internamente trataba de sofocar esa imagen de su mente o de otro modo Ryan no volvería a pisar su hogar. 

—Creo que me he enamorado —soltó el menor mientras se dejaba caer en el sillón por el esfuerzo de la risa. Y Luis lo golpeaba en la cabeza.

Anita se acercó y le entregó una taza de café a Miranda. 

—¡Oh jodido dios! —exclamo la pelinegra— esto esta jodidamente delicioso. ¿Lo has hecho tú? 

—Eh… sip —contestó Anita. 

—¿Lo haces a domicilio? 

Luis maldijo por lo bajo, esa sola frase había sonado tan provocativa, que ya estaba causando estragos en él. Miranda noto su incomodidad y tuvo que reprimir una sonrisa. 

—Bueno, he trabajado en una casa solo preparando el café. 

—¿En serio? 

—Si, a los ricos les gusta desperdiciar su dinero en esa clase de cosas. 

Lo Intrincado del Destino [Saga Tough 4°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora