12: Jodido

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¿Cómo había llegado a eso?

Después de un horrible fin de semana lleno de pensamientos estúpidos y dolores de cabeza decidió ver por su propia cuenta si sus sospechas eran reales.

Ese estúpido artículo de internet.

Sus ojos estaban puestos fijamente en el chico frente a él, mientras fingía poner atención a la pantalla de su celular.

Heeseung simplemente brillaba ante sus ojos.

Se veía un poco frustrado, posiblemente por la tarea de algebra que debía terminar, ya que, se le había olvidado hacerla en su hogar.

El puchero en sus labios, su ceño un poco fruncido, sus manos cerradas con fuerza en cada extremo de su libreta.

Su corazón sufrió las consecuencias cuando el mayor volteó a verlo y sus miradas se encontraron, había sido descubierto mirándolo.

Pese a lo incomodo que era para él, Heeseung no pareció verlo de la misma manera.

Le dedicó una linda sonrisa antes de volver a lo suyo.

Los minutos seguían pasando y Jungwon sentía una curiosidad inmensa sobre qué era lo que le estaba costando tanto a su hyung.

Se acercó sigilosamente a su lado y leyó con rapidez lo que había escrito en el papel.

—Tienes que estar bromeando, solo es un ejercicio y además es muy fácil ¿No has descubierto como hacerlo en todo este tiempo?— Heeseung negó lentamente, se sentía regañado.

Pronto sus ojos brillaron mientras veía con decisión a su menor, si había dicho que era fácil, significaba que él sabía cómo resolverlo ¿Verdad?

—Wonie, ayúdame a hacer esto— Jungwon se echó para atrás, cuando Seung se acercó a él le dijo que sería su amigo, no su maestro.

—No lo haré, se supone que el mayor aquí eres tú, deberías saber más que yo— Heeseung frunció el ceño.

—Vamos, son solo unos cuantos meses, además prometo compensártelo— no sabía si conseguiría finalmente la ayuda de su menor, pero debía ocupar todas sus cartas, se reusaba a pasar malos ratos con la vieja bruja, como él llamaba a su maestra.

—¿A sí? ¿Y cómo lo harás? Creo que ya sabes que odio lo que a la mayoría le gustaría recibir, sería difícil darme algo— Heeseung cambió su pose a una más pensativa cuando una nueva idea asalto su mente.

—Te daré besos y abrazos, sé que no te gustan muchas cosas, pero nadie se resiste a los mimos— sin esperar una respuesta de Won se lanzó sobre él, pasó sus manos por su cintura entrelazando sus manos en la parte posterior de la espalda ajena, reposó su cabeza en su hombro dejando un beso travieso en la piel expuesta de su cuello.

La respiración de Jungwon se volvió acelerada, al igual que su estúpido corazón, el calor que solía sentir en sus mejillas se expandía por todo su cuerpo, los pequeños revoltijos que sentía en su estómago aumentaron de sobremanera.

Y ahí fue cuando lo supo.

Estaba jodido.

Había caído por la primera persona que se había atrevido a hablarle y es que enamorarse de Heeseung era tan fácil como respirar.

Nadie podía resistirse a aquel ángel, a aquel pequeño sol que con solo su presencia lograba derretir cada una de las capas que rodeaba su congelado corazón.

Heeseung era especial, sabía que de haber sido otra persona no hubiese reaccionado igual.

Su vista se clavó en el rostro de su mayor, la distancia era mínima, sus apetecibles labios estaban a su alcance, si solo moviera su rostro unos centímetros lograría su anhelado contacto...

Pero no lo haría, no arruinaría la única amistad que había conseguido.

Así que muy a su pesar lo separó de su cuerpo con suavidad.

—No hace falta que hagas algo, claro que te ayudaré.

COLD (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora