26: Dolor

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Día tras día, siempre lo mismo.

Sentirse solo ya comenzaba a ser parte de su rutina habitual.

Odiaba sentirse así.

Antes, estar solo para él era algo normal, pero, ya no.

En poco tiempo se había acostumbrado a la empalagosa presencia de Heeseung, mas últimamente no conseguía pasar más de unos pocos minutos a su lado.

"Jake me pidió ayuda en esto... Debo ir a casa de Jake... Quedé con Jake..."

Dios, trataba de no hacerlo, realmente no quería pensar mal, pero no podía hacerlo.

Se sentía reemplazado, de cierta manera, Heeseung había dejado de pasar su tiempo con él y se estaba concentrando en otra persona.

¿Cuántas veces ya su novio se había quedado a pasar la noche en casa de Jake?

Él... le dijo que no era como todos lo veían... Heeseung no era el tipo de chico que engañaría a su novio ¿Verdad?

Él dijo que lo amaba.

Y quería creer en eso.

Comenzaba a odiarse al notar como un viejo hábito suyo volvía, el compararse con los demás.

Tal vez Heeseung pasaba más tiempo con Jake porque era más divertido, porque su alta cantidad de expresiones lo volvían alguien aún más atractivo.

Porque aquellos agujeros que se marcaban en su rostro cuando sonreían le hacían ver como una persona tierna y amistosa, no como él, que solo conseguía miradas desaprobatorias.

Tal como los últimos días, volvió solo a casa.

Ese día había ido a la biblioteca y se quedó hasta más tarde que de costumbre.

Viendo la hora, decidió irse caminando, el último autobús habría pasado hace unos minutos y no tenía a quien llamar para que pasara por él.

Sus pasos eran apresurados, estar en las calles en la noche no era una gran idea.

Y solo terminó confirmándolo cuando sintió unas pisadas atrás de él.

Continuó su camino mientras escaneaba el lugar con la mirada.

Vacío.

¿Cómo es que siempre en ese tipo de situaciones no había nadie cerca?

Aceleró su caminar, pero supo que no fue suficiente cuando una mano lo detuvo, no alcanzó a voltear cuando ya se hallaba tendido en el suelo.

Sus manos ardían, producto de los raspones que había conseguido al tratar de disminuir el impacto.

—Mira a quien tenemos aquí— no logró reconocer su voz y tampoco conseguía levantarse.

—Pero si es el idiota que volvió marica a Heeseung— diablos, no era uno solo.

Haciendo uso de su poca fuerza trató de levantarse más una patada a su costado se lo impidió.

Sintió como fue volteado con rudeza y trató de enfocar su vista en los rostros ajenos.

Tiene que ser una broma, frente a él pudo reconocer a los "amigos" de su novio.

Heeseung ya había tomado la decisión de distanciarse de ellos ¿Por qué lo atacaban entonces?

—¿Qué me vez?— habló uno de ellos, su brazo se vio inmovilizado, el pie del más alto ejercía presión en este, logrando arrancarle un alarido de dolor.

—¿Te duele? Es lo que te mereces— otra patada fue depositada a la altura de su cadera, mientras escuchaba las risas ajenas.

—En el mundo no hay lugar para personas como tú, eres un anormal y corrompiste a nuestro amigo— otro golpe, seguido de otro más, trataba de ahogar sus jadeos, no quería demostrar su debilidad ante ellos.

Su cabello fue jalado haciéndolo levantar la vista.

—Piénsalo dos veces antes de ir a moverle el culo a alguien— un último golpe fue dejado en su mejilla, su cabeza revotó levemente en la acera, un mareo haciéndose presente.

Al volver a abrir sus ojos se encontró solo, tal como siempre lo estaba.

A duras penas logró levantarse, tras muchos intentos.

No faltaba mucho para llegar a casa, solo unos cuantos metros más, su caminata era inestable, sintiéndose vulnerable.

Heeseung... Heeseung...

...Te necesito.

No lo dudó dos veces antes de dirigirse al apartamento de su novio, necesitaba contención, no quería estar solo.

Pasaron unos cuantos minutos, hasta que pudo ver la puerta que anhelaba ver, más no esperaba lo que pasó a continuación.

Jake se despedía alegremente de Heeseung, era tardísimo ¿Qué hacía allí?

Mentiría si dijera que no sintió su corazón doler al ver como se fundían en un cariñoso abrazo y peor aún, cuando notó sobre los hombros del más alto aquella prenda rosa que tanto le encantaba a Heeseung.

Con pequeños pasos retrocedió, debía llegar a casa antes de que se sintiera peor.

Así que era eso.

Mientras yo sufría, tú estabas con él.

Un nudo se formó en su garganta, el dolor en su cuerpo pasando a un segundo plano.

Su respiración se alteró y sus mejillas se vieron humedecidas.

¿Conoces esa extraña sensación?

Todo en él dolía, sin embargo no podía parar de pensar en que necesitaba a su novio.

Odiaba eso.

El estar dañado y la única persona que pudiera apaciguar su dolor es aquella que provoco la herida.

No resistió más y lo hizo.

Necesito que vengas.

Ahora.

COLD (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora